Emprendiendo

Law, People & Happiness

jueves, 31 de diciembre de 2015

Día 36. Adiós 2015...

Bastó una hora, seis minutos y cuarenta segundos para que cruzara la meta de la primera carrera en la que que participé. Desde hace varios años he ido a ver la tradicional San Silvestre de ciudad de Guatemala. Un evento muy divertido y familiar donde muchas personas participan disfrazadas. Siempre había sido un espectador, pero este año me propuse ser parte. Lo hice. Corrí los 10 kilómetros sin detenerme. Iba motivado. En el kilómetro 7 me sentía un poco cansado pero estuve repitiéndome que no había llegado a ese instante para darme por vencido. Al entrar en el estadio Nacional donde se encontraba la meta, se apoderó de mí una sensación de alegría que he experimentado pocas veces. Al cruzar la meta, no pude evitar que se me escaparan un par de lágrimas. Dios me había concedido la dicha de convertir un reto personal en realidad. En cierto modo, ha sido una forma maravillosa de terminar un año complicado en mi vida. En este 2015 pasaron muchos eventos que me marcaron para siempre. En este mismo momento en el que escribo, acabo de regresar de la iglesia. Fui a dar gracias al Creador por haberme mantenido vivo en este año y por permitirme tener a mi familia con bien. He tenido comida, techo y vestido, y en parte me ha permitido proveerles a quienes amo. A pesar de las pérdidas durante la mitad del año, Dios ha sido inmensamente misericordioso y generoso conmigo. Este año conocí personas espléndidas que se convirtieron en excelentes amigos y compañeros de trabajo. Aunque técnicamente en varias partes del mundo ya es 2016, acá en Guatemala aún no lo es y quise dedicar mi última entrada de este año a dar gracias por la vida. Gracias a mi familia por estar ahí siempre (cada uno por nombre son importantísimos para mí). Gracias a mis amigos entrañables (los de todo el tiempo, los nuevos y los que han de venir).  Gracias a quien todavía durante parte del primer semestre de 2015 compartió su vida conmigo. Gracias a quienes me leen en el blog, por las más de tres mil cien visitas y por hacerme sentir vivo. Gracias por los buenos momentos. Este año, termina con vivencias inolvidables y mucha esperanza. Este 2015 se acaba, y así como me sucedió cuando crucé la meta, hoy por la tarde, no puedo evitar que se escape alguna lágrima. He corrido un tramo de la carrera de la vida (este tramo se acaba hoy), mañana comienza uno nuevo con 366 posibilidades. Cierro el año en paz. En 2016, vamos con todo!!!

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Día 35: Un evento inesperado...

Esta mañana me levanté más tarde de lo normal porque tenía que realizar una diligencia cerca de mi casa, por lo tanto no tenía qué madrugar como suelo hacerlo. Mientras los rayos del sol matutino entraban por la persiana de mi ventana, comencé a hacer un recuento de este año. (Es imposible escapar a la tentación de hacerlo). Pensé mucho en mi equipo trabajo. Mis más cercanos colaboradores. Reflexioné que en estos días he sido muy exigente y duro con ellos. Incluso tenía la percepción de que algunos de ellos estaban a la defensiva. Me propuse llegar a la oficina e ir llamándolos a cada uno para inquirirlos sobre lo que les estaba molestando y para aclarar las cosas. He aprendido que para que nuestro departamento de Recursos Humanos avance, todos debemos poner de nuestra parte y la comunicación no debe perderse. En este momento estamos en un proyecto que tiene fecha límite el 12 de enero. Al llegar a la oficina, respondí algunos correos electrónicos y luego llamé al colaborador que más alejado había sentido (y a quien, además, había llamado la atención por haber llegado en jeans y no con el uniforme). Le pregunté si estaba molesto o si había algo que lo incomodara y su respuesta fue: necesito que hablemos abiertamente, pero también es indispensable que el resto de mis compañeros líderes de Recursos Humanos estén presentes. Lo dijo de una manera tan seria que me preocupó. Sin embargo, me gusta escuchar a mi equipo y accedí a su petición. Llamamos a los otros 6 miembros del equipo y uno a uno fueron entrando de manera muy poco usual (circunspectos). Entonces Amilcar, el que había pedido que estuviéramos todos presentes comienza a hablar, más o menos en los siguientes términos: “sabemos que a vos te toca soportarnos y soportar a muchos en esta empresa y no hay quién te motive, por lo que queremos darte un presente”, y sacó una bolsa de papel de un restaurante de comida rápida. Lo recibí (un poco contrariado dado que había acabado de desayunar). En ese momento, recibí una llamada que me molestó por varias razones pero al colgar, recibí la bolsa y al abrirla no había comida sino otra bolsa, esta vez una muy bonita con una moña de listón de tela. La marca en letras doradas de una joyería reconocida resaltaba en esta segunda bolsa. Abrí la moña, y dentro había un regalo delicadamente empacado en papel plateado y moña azul. Lo destapé y cuando lo abrí, había dentro una pluma y un portaminas de una marca que particularmente me gusta. Me sentí muy conmovido. Luego, otro de los miembros de mi equipo, con quien también he sido muy duro, tomó la palabra y dijo algo así “de todos los jefes que he tenido he aprendido algo, pero sin temor a equivocarme puedo decir que de vos he aprendido más y no solo para el trabajo sino para la vida”. El resto de mi equipo tenía una sonrisa desbordante. Comencé a agradecer, y no pude evitar que la voz se entrecortara. Con un gesto tan inesperado, de una manera tan diferente. Me hicieron sentir muy bien. Estoy seguro de algo. Un detalle como ese se agradece y queda marcado en las entrañas para siempre. Yo creía que había influido en ellos, pero con ese gesto, influyeron inevitablemente en mí. Ayer dije que era mi penúltima entrada, pero necesitaba contar esta maravillosa historia, antes de escribir el último post de este año. Hoy me hicieron sentir genial. El equipo del que me enorgullezco me conmovió. No solo me siento respaldado por ellos. Ahora me siento querido. De eso se trata la vida. De esos momentos que te marcan. Con más razón digo: hoy, vamos con todo!!!

martes, 29 de diciembre de 2015

Día 34: Cuando comés con sabor a infancia...

En vista de que desde hace poco más de 15 años se ha vuelto tradición que el almuerzo del 1 de enero sea un acontecimiento familiar donde comemos pierna de cerdo, y donde llegan mis primos, sobrinos y cuñados, hoy tuve qué pasar al supermercado a comprar algunos ingredientes para marinar la carne y para la preparación de la salsa de vino y café que espero les guste a los comensales.  Mientras iba entre los pasillos me encontré con unas cajas de pasas (de una marca muy conocida en ese producto) y con solo ver el empaque evoqué mi infancia. En el paladar comencé a sentir el sabor dulce de esos frutos secos. No me pude contener y compré un paquetito con 6 cajitas –idénticas a las que comía cuando era niño-… Ya he contado en otras entradas que cuando era pequeño no teníamos las comodidades ni posibilidades que ahora tenemos (gracias a Dios). Y recuerdo muy bien que en una época de fin de año (allá por 1982), mi tío Manolo –hermano de mi papá- nos llevó varios regalos a mis hermanos y a mí. Sin embargo, de las dádivas yo recuerdo 2 cosas que me impresionaron: 1. Una cajita roja con frutos secos que cuando comencé a comerlas, supe que serían de mi gusto durante toda mi existencia y 2. Un removedor para café hecho de plástico blanco, con una letra M estilizada en la parte de arriba. Recuerdo que le pregunté a mi tío qué significaba esa consonante y me explicó que era de un restaurante de comida rápida, al que nunca había ido yo, dado que las posibilidades económicas no le habrían permitido a mi madre pagar por un menú en ese lugar. Mientras escribo esta penúltima entrada de 2015, estoy comiendo unas pasas, y me recuerdo de esos años. Sin duda alguna lo que me ha tocado vivir ha sido espléndido. Evocar esos tiempos es bonito, porque me hace recordar que no se necesitan cosas para sentirse feliz y pleno. A pesar de las necesidades, la pasábamos bien y puedo decir que éramos felices dentro de lo que mi madre pudo darnos. Este año me ha dejado muchas cosas: he llorado mucho, dije un “adiós” que nunca hubiera querido decir, bajé 42 libras de peso, estoy por correr por primera vez en mi vida la Carrera de San Silvestre, estoy visualizando un año duro en 2016, pero lleno de retos y posibilidades. Las pasas que estoy saboreando, me recuerdan que lo dulce de la vida no está en el pasado, sino en el presente. Que recordar es bonito, para no olvidar de dónde venimos, pero que lo más importante es vivir plenamente el presente y tener la esperanza de que el futuro será impresionante. Hoy… vamos con todo!!!

viernes, 25 de diciembre de 2015

Día 33: 4to. Aniversario

La noche del domingo 25 de diciembre de 2011, luego de haber leído a Gretchen Rubin en "The Happiness Project" y a Sofía Macías en el "Pequeño Cerdo Capitalista", y despúes de haber visto la película Julie & Julia, decidí por fin escribir un blog. Estaba sólo en mi apartamento de la zona 2, sentado en el pequeño sofá café y coloqué el computador portátil en mis piernas. No sabía de qué escribir. Solo sabía que quería hacerlo. Doce meses más tarde, había escrito 93 entradas y tenía más de 5 mil visitas. Era un logro para mí. Es curioso cómo cada 25 de diciembre, ha representado un resurgimiento para mi existencia. Al revisar mis publicaciones de Facebook de 2010, leí un post en el que me aconsejaba a mí mismo “vivir, ser descaradamente feliz”. Y al siguiente año emprendí la aventura del blog. En 2013 guardé silencio. En 2014 hice un tímido intento y este año retomé a partir de octubre el oficio de escribir. Este 25 de diciembre de 2015 fue un despertar también, porque logré desahogar muchas cosas que tenía guardadas y que me estaban haciendo daño. Mientras las decía se aceleró mi pulso, pero sentí una liberación increíble. No grité, no ofendí, no reclamé. Solo me dejé fluir la tristeza. Estoy como aquella noche de 2011, frente a una hoja de Word en blanco, con tantas ideas en la cabeza que los dedos parecen lentos al querer transformar los pensamientos en palabras. Hay muchos retos que se aproximan en mi vida. Estoy a poco menos de una semana de correr la primera carrera de mi vida y me siento muy emocionado por eso, porque a pesar de que son solo 10 kilómetros, paso de ser un espectador a ser participante. Hoy hablé con mi hermano sobre las preocupaciones que tengo para el nuevo año y me dijo que leyera un letrero que justamente apareció frente a nosotros mientras íbamos a casa: “no debemos preocuparnos porque tenemos un Dios proveedor”. Hoy fue un día genial. Cumplo 4 años de haber iniciado a bloggear, y aunque me falta mucho por aprender, seguiré escribiendo.  A partir de hoy… vamos con todo!!!


Posdata: (siempre nuestro)

jueves, 24 de diciembre de 2015

Día 32. Navidad: recuerdos e historias.

La Nochebuena evoca muchos recuerdos en la mayoría de las personas. Algunos piensan en momentos memorables y seres entrañables que han partido, y otros rememoran la fecha con nostalgia e incluso con tristeza. En países como Guatemala, cada quien tiene historias de estas fechas qué contar. En general, los sentimientos afloran. Hoy he tenido ocasión de leer en el muro de Facebook de varios amigos, sendos mensajes de armonía y felicitación por la fecha. No ha faltado quiénes han escrito que se sienten solos o tristes por diferentes razones. Adicionalmente, algunas empresas han optado por hacer publicidad indicando que los protagonistas de la navidad somos nosotros. Otra compañía causó polémica por la utilización de colores en sus recipientes, solo por ser  “políticamente” correctos, olvidando el verdadero origen de la navidad. Hay quiénes también se pierden en la discusión bizantina de que no hay certeza ni evidencia histórica de que el 24 de diciembre fue el nacimiento de Jesucristo. Y efectivamente sabemos que no fue en esta fecha, ni tenemos fuentes que nos indiquen con exactitud cuándo se dio tan maravilloso acontecimiento. Todo esto que he mencionado, hace que la celebración de navidad pierda su significado verdadero. La razón por la que la iglesia primitiva adoptó esta fecha para conmemorar el nacimiento de Jesús, en la fecha de una celebración que antes era pagana, no era la fecha en particular. Era el mensaje implícito en la Navidad. Para quiénes profesamos la fe cristiana, la noticia de la encarnación del Hijo de Dios es la razón de la celebración. Es la noticia de que Dios quiso habitar entre nosotros y esa historia es la verdadera protagonista. El nacimiento del Salvador no era para entristecerse, hacer compras innecesarias, endeudarse, beber o deprimirse. Esas son las cosas que provocan el alejarse del significado verdadero de la navidad. Cuando hacemos que nuestra historia personal (por muy feliz o lamentable que sea) ceda el espacio a esa maravillosa historia, entendemos el por qué de la celebración. Dios es amor, y la navidad es un recuerdo de eso. El amor todo lo cree, todo lo soporta, todo lo puede. El amor nunca deja de ser. Y cuando alcanzamos esa convicción, aunque estemos solos, o extrañando a seres queridos que ya no están, nos alegramos por el hecho de que vivimos lo vivido. Hoy es un día para celebrar, para decirles a quienes son importantes para nosotros, cuánto los amamos, para abrazar y para levantar el ánimo. Hoy no es una celebración para estar tristes por lo que no se tiene o por quienes no están, sino para agradecer a Dios por todo lo que tenemos y por el privilegio de ser parte de la vida de quienes están lejos o ya partieron a la eternidad. En esta navidad… vamos con todo…

Posdata: A vos, que sabés que te escribo: Deseo que Dios te conceda una celebración maravillosa con tu familia. Hoy estuve recordándote mucho y, sin que lo supieras, me arrancaste varias sonrisas cuando rememoré los maravillosos momentos que vivimos juntos. ..

martes, 1 de diciembre de 2015

Día 31: La forma de las nubes. (conservar ojos y alma inocentes)

Cuando tenía 10 años de edad, ya habíamos construido la casa de mis papás. Habíamos pasado de una vivienda de madera y lámina a una hecha de blocks y concreto. El techo (aún hoy) es una terraza, y recuerdo que en aquella época, cuando regresaba del colegio, luego de almorzar y de hacer mis tareas, subía usando una escalera de madera (porque aún no estaban hechas las gradas que hoy existen) y me tumbaba a ver el cielo. La inmensidad del firmamento azul me impresionaba, y me ponía a buscarles forma a las nubes. Algunas noches subía también y observaba las estrellas. Era una actividad  constante. La bóveda celeste siempre me impresionó. Y aún hoy lo sigue haciendo. // La época de lluvia me encantaba porque cuando comenzaba la tormenta, salíamos con mis hermanos a mojarnos y a jugar bajo el aguacero. Mi madre (siempre tan presente y fabulosa) se nos unía muchas veces y disfrutábamos de las empapadas que nos dábamos. Luego del juego entrábamos a la casa, nos bañábamos y mi mamá nos preparaba un atol de maizena. // ¡Las cosas sencillas me maravillaban!// Conforme crecemos, vamos perdiendo esa capacidad de asombro. El corazón comienza a cauterizarse y justificamos esa pérdida de inocencia diciendo que “estamos madurando” o que “tenemos los pies sobre la tierra”, pero la realidad es que perdemos uno de los tesoros más hermosos que un ser humano puede tener: un corazón simple e ingenuo. Yo conocí a alguien a quien yo le decía que lo más hermoso que tenía era su inocencia, y en momentos de enojo me refutaba diciendo que “nadie valora eso”. Y es posible que haya tenido razón, pero para que algo sea valioso no necesita ser aprobado por los demás. Basta que creamos que tiene gran valía para que así sea. Con el tiempo fue cambiando y abandonó esa ingenuidad que le daba un halo maravilloso.// Al afirmar que debemos mantener ese candor de la infancia, tampoco estoy diciendo que debemos ser inmaduros o comportarnos como Oscar Matzerath (el personaje de la Novela “El Tambor de Hojalata” del alemán Gunter Grass), quien se negaba a crecer. No, no me refiero a eso. Me refiero a que deberíamos mantener un corazón que se maravillara con el cielo, con un abrazo, con una llamada. Un alma que encontrara felicidad en las cosas simples, las que no se adquieren con dinero. En este mes que comienza muchos se ponen nostálgicos por la gente que ya no está y por otras razones. También trae lindos recuerdos de la infancia o de fines de año pasados. Es una excelente época para hacer que el niño interior se manifieste. ¿Qué tiene de malo o de extraño mantener una parte inocente en nuestro corazón? Nada. Solo tiene espectaculares posibilidades, porque como escribió la francesa Marguerite Yourcenar “el catador de belleza termina encontrándola en todos lados”. En este inicio de mes y fin de año te desafío a recuperar tu capacidad de asombro, a soñar, a amar como lo hace un niño. A sentir que podés volar y que cada mañana es una espléndida posibilidad. Te invito a no ser tan adulto y ver, en tu vida, lo milagroso y genial que es existir. Hoy, vamos con todo…

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Día 30: GRACIAS...

El cuarto jueves de noviembre cada año, los estadounidenses celebran el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day). En el que se rememora el agradecimiento que los primeros colonos de Estados Unidos dieron por las cosechas conseguidas en el año y por la convivencia pacífica con los nativos de aquellas tierras. Con el correr del tiempo, y gracias a la globalización y las telecomunicaciones, esa tradición se ha ido conociendo en otras latitudes y en muchos lugares se celebra, aunque no sea parte de las tradiciones oriundas. En mi caso particular, ya he escrito otros años que es una fecha y conmemoración que aunque nada tiene qué ver con Guatemala, tiene un trasfondo que me encanta. El dar gracias es la manifestación más elocuente de un alma madura y consciente de su lugar en esta tierra. Por esa razón es que yo sí conmemoro el cuarto jueves de noviembre de cada año, la cena de acción de gracias. Desde hace varios años invito a varios de mis amigos íntimos a compartir unas viandas propias de fin de año (preparo pollo porque no me gusta el pavo –chompipe, en guatemalteco-). Este año no será la excepción, y como las veces anteriores, he pedido a quienes asistirán que piensen en las razones por las que deben dar gracias por este año 2015, ya que ese será el tema de conversación en la mesa, luego de la oración de gratitud al Creador. En mi caso, por cada día de este año tengo miles de razones por las cuáles agradecer. Dios ha sido misericordioso y me ha permitido vivir, ha cuidado a los míos y me ha hecho rico con las amistades que tengo. A cada miembro de mi familia debo agradecerle el amor que me demuestran. El hecho de saber que están ahí y de amarme a pesar de conocer lo mejor y lo peor de mí me hace admirarlos porque no soy una persona de fácil trato. A mis amigos, esa familia que elegí, les agradezco por llenar mi existencia con momentos memorables. Sus palabras, sus abrazos, sus mensajes de whatsapp, sus llamadas telefónicas me dan la certeza de que existo. A mis compañeros, jefes y subalternos de trabajo les agradezco por ser parte de mis días y por crecer y avanzar conmigo. A quienes leen este blog les agradezco el tiempo que me dedican. // Sin duda alguna, el acto de agradecer debería ser una moda que deberíamos imponer. Si hay gente que sucumbe a otras celebraciones, ¿por qué no adoptar el dar gracias, no solo el cuarto jueves de cada noviembre, sino todos los días? Y no importa si hacemos una cena o una fiesta, o si servimos chompipe o frijoles. Lo importante es el acto de agradecer. No sabemos si nosotros o las demás personas que modelan nuestro mundo morirán hoy o mañana y nos quedemos con palabras que quizá quisimos decir. Hoy los reto a poner de moda el agradecimiento. Hoy, vamos con todo…

lunes, 23 de noviembre de 2015

Día 29: Un tema gastado (¡otro loco escribiendo sobre lo mismo!)

Hoy escuché un programa de radio en el que un locutor afirmaba que “hablar de felicidad era algo trillado”, y luego añadió que “quizá no se le pone mucha importancia porque el tema es muy infantil y los adultos no hablamos de cosas de niños”. Quise entender el concepto de lo que esta persona decía y caí en la cuenta de que quizá no estaba tan equivocada. En primer lugar, casi todo el mundo habla de la felicidad en mayor o menor grado. Cada quien tiene su propia definición y su concepción de cómo alcanzarla. Parece que es un tema muy relativo, porque hay tantas ideas sobre el asunto como seres humanos existimos en la tierra. Y el hecho de que haya una inmensa cantidad de puntos de vista lo hace ver muy gastado. Quizá el hablar u opinar mucho sobre la felicidad nos impide vivirla. Luego, la otra afirmación de que es una cuestión infantil, en cierto modo me hizo sentido. No es posible maravillarse con un amanecer o disfrutar un beso, si no se tiene cierto grado de inocencia. Y claro, es evidente que los que nos llamamos adultos, hemos abandonado ese tesoro, y por eso es que no tratamos a profundidad el tema del bienestar integral.  Sin embargo, considero que cada  vida es un libro abierto, lleno de posibilidades. Y que ir avanzando en esta tarea de existir puede ser un viaje feliz, si decidimos que así sea. La felicidad, más que una idea o un tema de conversación es un modo de vida, una decisión, una secuencia de instantes y acciones. La felicidad no es una mera palabrería, es existir. Me he topado con muchas personas que creen que son alguien más y que no tienen nada qué aportar al mundo, y también he conocido personas que creen que son superiores a los demás. En ambos casos, la necesidad de trascender y de estar alegres es evidente. La forma más complicada de hallar y vivir la felicidad es en los instantes que suceden a cada rato, en las situaciones que acontecen en lo cotidiano. Ver a tu hijo balbucear sus primeras palabras, recibir el beso de la persona amada, leer un mensaje de whatsapp de quien menos esperabas, dar palabras de aliento, ver el atardecer con ojos de asombro, sentir el agua fluir cuando te bañás, leer un buen libro, tomar un café, dar o recibir un abrazo, hacer una llamada telefónica, celebrar un cumpleaños, hacer ejercicio, y tantas otras cosas sencillas pueden ser momentos sin matiz, o manifestaciones esplendorosas de la felicidad. Cuando afirmo que alcanzarla es una decisión, tiene qué ver con el hecho de que las vivencias y los instantes serán siempre los mismos, y que la percepción que tengamos de ellas nos permite apreciarlas como maravillosas o simples. ¿Es “trillado” e “infantil” hablar de felicidad? Sí. Pero, es espléndido vivirla y compartirla. Crear momentos memorables no representa hacer gastos innecesarios o pensar en ideas fantásticas. Basta con dar nuestro tiempo y nuestro corazón. Es suficiente con decidir que vale la pena vivir. Hoy, vamos con todo. 

sábado, 21 de noviembre de 2015

Día 28: Emprende 18 (Cuando los sueños comienzan a tomar forma)

Este día he tenido el privilegio de asistir a la graduación de la primera promoción del proyecto Emprende 18, que es una iniciativa cuyo objetivo es generar espacios para que los emprendedores de uno de los sectores más estigmatizados de la ciudad de Guatemala, tengan las herramientas necesarias para que sus proyectos sean una exitosa realidad. Tuve el privilegio de ser invitado a impartir 3 capacitaciones durante el proceso y puedo afirmar que fue una experiencia enriquecedora para mí. Dentro del programa de hoy, los 18 emprendedores (un número muy significativo, tomando en cuenta el nombre del proyecto y del sector) presentaron sus propuestas de negocio. Hay excelentes ideas para satisfacer las necesidades de compra de amas de casa, estudiantes, maestros, compañías, eventos, etc. Cada uno le dio forma a su sueño en 5 minutos. Todas las propuestas son interesantes. Sin embargo, hubo una exposición en particular que me impactó, fue la de Velvet, quien más o menos comenzó a hablar en los siguientes términos: “hace algunos años perdí mi casa…” Y continuó, contando lo difícil que había sido esa pérdida por no poder pagar la hipoteca, y cómo ha ido superándose con su esposo. Lo hermoso de su historia es que de una desgracia generó una solución. Ella ahora se dedica a la venta de bienes raíces.  Resurgió de las cenizas, y se fortaleció. Transformó una situación en la que muchos se hubieran quebrantado, en una oportunidad. Historias como las de Velvet hacen que la fe crezca. Dan la certeza de que en este país hay más gente luchadora que conformista.  También fue impresionante conocer la historia de Franklin, quien todos los fines de semana del proceso de capacitación vino desde el interior para aprender, no importando que su casa se encuentre a más de 250 kilómetros de distancia, fue disciplinado en acudir. Cada uno de los emprendedores tiene una historia qué contar, un presente prometedor y un futuro que seguramente aportará valor al país. Y no solo ellos son los héroes de este proyecto; también los miembros de la iniciativa “Nueva Zona 18”, quienes aportaron tiempo, excelencia y los ideales para que todo sucediera. Para conocer más de ellos se puede accesar a la fanpage facebook.com/emprende18

Hoy, vamos con todo!!! (como los emprendedores)

jueves, 19 de noviembre de 2015

Día 27: 30 segundos... para decidir, actuar y ganar...

En este día tuve la dicha de asistir a una capacitación sobre negociación. El instructor fue muy propio en el manejo del tema. No obstante, debo decir que una de las preguntas que planteó fue lo que más me quedó palpitando en la mente: ¿qué tan preparados están para presentar su o sus proyectos a un desconocido? A partir de ahí, desencadenó varias interrogantes que me hicieron reflexionar sobre algo en lo que he escrito anteriormente. Soy un soñador. Pero me hace falta poner en acción lo que quiero. No porque sea alguien que desee perder el tiempo, sino porque no he ordenado bien las ideas. Hay al menos 3 proyectos que tengo en mente. De los cuáles estoy seguro que quiero vivir. Pero aún no los he aterrizado lo suficiente ni me he dado a la tarea de estructurarlos lo suficientemente bien como para que otros quieran acompañarme en esas aventuras. Resulta que en la vida de cada uno de nosotros hay muchos proyectos, en los que indefectiblemente buscamos la prosperidad nuestra, de los seres que amamos y, en el mejor de los casos, de la sociedad en la que vivimos. Generalmente, se queda como un cúmulo de buenas intenciones, sin transcendencia. Decir que la desidia es lo que no permite que cuajen esos planes, no es exagerado. Porque quienes no hacemos un plan correcto, difícilmente llevamos a buen término lo que queremos. La razón por la que mucha gente que se propone bajar de peso, no lo logra, en la mayoría de las veces se debe a que no lo planifican bien, ni tienen el objetivo claro. No es lo mismo decir “quiero bajar de peso” (que es un deseo, una declaración), a señalar “quiero bajar 30 libras de peso en 5 meses” (ya hay una medida para cuantificar e ir midiendo en el camino si se va avanzando o retrocediendo). De hecho, al inicio de 2015 mi peso había llegado a 203 libras, a mediados de año vino una ruptura sentimental que me dejó muy afectado, y a raíz de eso me puse más disciplinado en el gimnasio y acudí donde la nutricionista. 4 meses después de un régimen donde aprendí a comer correctamente, donde me obligué a ir a hacer ejercicios aunque no quisiera, logré llegar a las 163 libras. Entre enero  y noviembre del año, logré una diferencia de menos 40 libras de peso. Sin duda un logro que quiero conservar, sobre todo para sentirme bien y para mantener mi salud. La clave para alcanzar la meta, fue que cuando comencé el régimen con Paulina (mi nutricionista) nos fijamos metas volantes y una meta final. Cada quince días hemos ido revisando mi evolución. La planificación, la revisión y la disciplina lograron que alcanzara lo que hace un año me habría parecido imposible. En otra entrada les contaré sobre cómo me convertí de espectador a participante de una carrera que siempre me gustó. Por lo pronto, vale la pena preguntarse si conocemos todos los detalles de los sueños que tenemos, a tal grado que en 30 segundos seamos capaces de exponerlos a un desconocido, y lograr que este se embarque en la construcción del proyecto. Si aún no lo podemos hacer, es tiempo de planificar, de definir las metas claras. De escribirlo… Hoy, vamos con todo!!!

lunes, 16 de noviembre de 2015

Día 26: Soy Retro: de esa gente extraña que todavía dice "gracias"

Hace años aprendí un axioma de vida: “siempre decir por favor y gracias”. Adicionalmente, cuando yo era niño recuerdo que cuando llegába a algún lugar donde había adultos era indispensable que yo fuera quien saludara y que pidiera permiso para tomar las cosas que no eran mías. Incluso, aprendí que cuando era invitado a una mesa, debía espera a que el anfitrión comiera para que yo engullera el primer bocado. También recuerdo aquella tarde (cuando tenía quizá unos 5 años) en la que mi tía Amparito me llevó a almorzar a un restaurante en el Centro Histórico de Guatemala y me enseñó a usar los cubiertos y las servilletas. // A mí siempre me han gustado las boinas, los bonetes, las cachuchas y las gorras, y mi abuelita se encargó que aprendiera que cuando uno entra a una iglesia (sea católica o protestante) debe quitarse lo que uno le cubre la cabeza como señal de reverencia. // En muchas ocasiones, mi madre me decía que aunque mi papá fuera alcohólico y no actuara como ejemplo, siempre debía respetarlo. Eso no significaba que yo debía dejar que me violentara, simplemente quería decir que no debía rebajarme a insultarlo y menos a levantarle la mano. Era mejor alejarse.// Cuando camino por los pasillos de mi iglesia, de la oficina o de la casa, si veo un papel tirado o cualquier otra basura, lo recojo y lo deposito donde corresponde. Si estoy en la calle y como algo, guardo la envoltura o la cáscara y lo pongo en el basurero cuando encuentro uno. Jamás debo tirar nada en la calle.// Aprendí también, que un hombre demuestra su valía no por hacer de menos a otros o por golpear a una mujer, sino por lo considerado que puede ser con otros y lo responsable que es para consigo, su familia y su trabajo. // Cuando a veces no quería ir a estudiar y me hacía el enfermo, mi mamá me levantaba a la fuerza de la cama y siempre me decía “un ánimo recto, hace una vida feliz”, y me enseñó de esa manera que hay qué ser responsable y disciplinado y no sucumbir a la pereza. // Había ocasiones en las que no teníamos qué comer (a mi madre le tocó duro) pero cuando teníamos viandas en la mesa y alguna vecina del asentamiento donde vivíamos pasaba las mismas penas que nosotros, mi mamá invitaba a comer, y sin decirme nada, ella me enseñó que hay qué ser generosos.// Durante mucho tiempo, vivimos en una casa de madera, láminas y piso de tierra. Mi abuelita nos enseñó que ser pobre no era sinónimo de ser sucio, por lo que me hacía barrer bien, a regar el piso y a bañarnos cuidadosamente.// Durante varios años,  mi mamá tuvo qué acarrear agua porque no teníamos agua entubada. Ella se levantaba a las 4 de la mañana a hacer cola para llenar las cubetas a un kilómetro de la casa y traer cargando el líquido. Me hizo valorar lo maravilloso que es tener agua en el grifo… Hoy he hecho mención de muchas cosas que me han formado y que varias personas (sean maduras o jóvenes) lo ven como algo del  pasado. Puede ser que así sea. Es probable que ser cortés, amable y educado sea “retro”. Sin embargo, es genial serlo. En las relaciones interpersonales, nunca pasa de moda saludar, ser generoso, o respetar. Si parece extraño o fuera de época, es momento de poner de moda otra vez esas “costumbres vintage”. Hoy, vamos con todo…

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Día 25: Casi 42 años, 32 libras menos, ejercitándome y disfrutando la vida.

En el libro “Grandes Esperanzas”, Charles Dickens cuenta por medio de Pip, el personaje principal de la novela, una verdad que trasciende el tiempo: “… la oportunidad no viene a buscarlo a uno, sino que uno debe ir a buscarla; por eso yo he ido”. Hace poco más de 3 meses me embarqué en un desafío personal: Bajar de peso. El estar en un grado intermedio de obesidad había llevado al caño mi salud y mi autoestima. Después de pensarlo mucho fui donde Paulina, una nutricionista que por su carácter tan ameno lo convence a uno desde el inicio de que con ella uno se encuentra en el lugar adecuado. Inicié el régimen (que dicho sea de paso no fue complicado porque diseñó mi dieta sobre la base de comidas que me agradan y que consumo regularmente). Además, me puse juicioso con el gimnasio y al menos 4 veces por semana hago una hora de spinning y, semanalmente, entro una vez a la clase de Tae Bo. Desde hace dos meses, y por el ejemplo de mi amigo Will, estoy yendo a correr todos los domingos. Incluso, ayer pagué mi inscripción para correr la San Silvestre el 31 de diciembre (una carrera que me gusta mucho y en la que siempre había sido un espectador que añoraba  ser protagonista). Cuento todo esto, porque hoy, 32 libras menos de peso después, puedo decir que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en este año. De salud me siento muy bien, mi ánimo ha cambiado, y lo mejor de todo: ahora uso ropa que hace un año habría sido imposible que me pusiera. Para llegar acá he tenido qué pagar un precio: ser disciplinado. Ha habido días en los que francamente no he querido ir a hacer ejercicio, pero yo mismo me hablo y me recuerdo que si no soy cuidadoso con mi salud, tarde o temprano el cuerpo me pasará la factura. No en balde, la escritora francesa Marguerite Yourcenar menciona en “Las Memorias de Adriano” que el cuerpo es un esclavo que tarde o temprano termina por devorar a su amo. Soy un hombre de 41 años (casi 42), y aun tengo sueños. El hecho de correr el 31 de diciembre me tiene nervioso pero a la vez emocionado. Por primera vez en mi vida no voy a ser una persona que verá la carrera, sino uno que la hará. Son solo 10 kilómetros y puede que para muchos sea poco. Para mí es una meta, y la voy a lograr. En la vida, no solo hay qué soñar, también hay que hacer que las cosas sucedan. El éxito no es solo un conjunto de buenas intenciones, es el resultado de la constancia y la disciplina. En esta época, amigo Jaime está más entusiasmado con el gimnasio. Estoy seguro de que si sigue al ritmo que va y cuida su alimentación logrará excelentes resultados en poco tiempo. Pero debe ser persistente…// Puede que tu objetivo no sea como el mío; no obstante,  sin importar cuál sea el camino que querés andar, es necesario que tengás claro que para lograr lo que soñás, tenés qué pagar el precio: la constancia y la disciplina. Los que solo sueñan pasan la vida envidiando lo bien que les va a quienes hacen que las cosas sucedan. Hoy, es un buen día para comenzar o para recomenzar. Hoy, vamos con todo….

lunes, 9 de noviembre de 2015

Día 24: El parpadeo del tiempo (mi hermano Otto)

El 18 de abril de 1978 Dios me proveyó de un regalo maravilloso: mi hermano.  No puedo dejar de decir que amo a toda mi familia y que cada quien tiene un lugar importante en mi corazón. Pero hoy, particularmente, quiero referirme a Otto. Han pasado ya 37 años desde que nació y aún recuerdo lo gordito que era. Sin duda alguna, podía definirse como un bebé hermoso, en todo el sentido de la palabra. En la infancia, yo lo molestaba mucho, pero siempre me sentí responsable de él. Ya tengo 41 años, y creo que mi vida estaría incompleta sin él, porque además de mi hermano es mi confidente y mi amigo. Puedo confiar en él al 100%./ Hoy, 9 de noviembre de 2015, se cumplen 14 años de la noche en la que recibí una llamada telefónica donde nos informaban que acaba de sufrir un accidente de tránsito. Quien llamó, no nos dio referencia de si estaba vivo. Por la forma en la que quedó el vehículo en el que iba, todo mundo dice que el hecho de que haya sobrevivido fue un milagro. Mi hermanito pasó 3 largos años en cama, recuperándose. Nunca lo vi deprimido. En ese tiempo aprendió alemán viendo programas educativos en la televisión. Soportó estoicamente el suplicio que le tocó vivir en el hospital y luego en casa. Hoy vive conmigo.  Y casi solo nos vemos los fines de semana. Sin embargo, considero que soy un hombre afortunado por tenerlo. Cuánta gente sería feliz de tener un hermano tan fabuloso como él. Dicen que es muy enojado (pero quién en mi familia no lo es?), lo molestamos porque le decimos que es “el nene consentido” de mi mamá. Es desordenado y mal hablado. En las fiestas de fin de año es quien quema los fuegos pirotécnicos con mi sobrino y quien reúne a la familia para elevar una oración. A pesar de su mal carácter sigue siendo un niño. Cada semana santa, desde hace más de 30 años recorremos las mismas calles y tradiciones que hacíamos con mi difunta abuela. Él me ha visto llorar y reir. Le cuento secretos y sé que los guarda muy bien.  El hecho de que Dios lo haya salvado hace 14 años me hace valorarlo mucho. Él me ha dado un ejemplo de valentía y gusto por la vida que pocos tienen. A veces me reprende y me hace recapacitar. En otras ocasiones nos peleamos y discutimos. Somos 2 hermanos./ El tiempo pasa como un parpadeo. Hemos vivido muchas experiencias juntos y sé que en el futuro habrá otras aventuras… En esta noche de reflexión muy personal doy gracias por él. Otto me ha enseñado a ir por todo!!!

viernes, 6 de noviembre de 2015

Día 23: Ser Extraordinario (una obligación insoslayable)

En las últimas líneas de “El Palacio de la Medianoche”, Carlos Ruiz Zafón escribió: “…Es tan extraño sentir cómo la vida se nos escapa de las manos…” como una declaración dicha por un hombre que está en sus últimos años. Sin embargo, encontrarse ante esa convicción te permite plantear preguntas eternas y encontrar pocas respuestas. Es posible que haya personas que llegan a sus 20´s, a sus 30´s, a la década de los 40´s e incluso más y no logran entender el significado de su existencia. Hay mucha gente que vive con tristezas y con rencores. Pierden el valioso tiempo en llevar esa carga. Olvidan que la mejor forma de transitar el camino de la existencia es livianamente, sin llevar al hombro nada. Perdonando, olvidando, amando. Encontrando tranquilidad. De hecho, el escritor checo Milán Kundera, hace una declaración acertadísima en “El libro de la risa y el olvido”, afirmando que “El hombre, presa de la paz, siempre tiene una sonrisa”.  Y esa sonrisa no es una mueca de sarcasmo sino un espejo de su interior. Hay personas que viven sin esperanza y han perdido las ganas de vivir.  Y nos corresponde a quienes estamos alrededor, tener fe en nombre de ellos e inyectarles fortaleza. En este siglo XXI estamos en la era donde todos nos conectamos y sabemos las noticias en instantes, aunque sucedan a miles de kilómetros de distancia. Estamos en las redes sociales, y es la era en la que más gente se siente sola. Y justamente por lo rápido de las telecomunicaciones, logramos que los detalles antiguos tengan significancia increíble para quienes no están acostumbrados a ser amados. Hace algunas semanas recibí un mensaje de texto de un conocido de quien tenía años de no saber. Me escribió agradeciendo porque en 2011 hice algo extraordinario por él.  Dediqué bastante tiempo a tratar de recordar algo asombroso en el tiempo que compartimos y no vino nada a mi mente. Días después se lo hice saber y me contó qué era a lo que él se refería: En ese año murió su mamá y me llamó para contarlo. Le propuse que nos encontráramos. Nos reunimos, y cuando lo vi (recuerda él) no le dije nada. Solo le di un abrazo y lloró. Ahora que han pasado 4 años me dice que ese abrazo y mi silencio lo fortalecieron y que esa era la causa de su agradecimiento. Lo interesante de esta anécdota es que para mí fue algo sencillo, normal. Pero para él fue algo extraordinario.// Más arriba yo afirmé que es nuestro deber fortalecer a otros y ayudarles. Hacer eso no significa ir a fin de año a un orfanato a quebrar piñatas y llevar payasos a los niños , si el resto del año nos olvidamos de su existencia. Aportar valor a quienes nos rodean significa tener detalles.  Dar esperanza y fortalecer. Lo maravilloso de esto es que las situaciones que para nosotros a veces parecen insignificantes son valiosísimas para otros. Dar felicidad es fácil, se trata de que los demás nos importen verdaderamente y entonces fluye… Lo más hermoso es que sin percatarnos, todo lo que sembramos nos regala frutos. Cuando aportas valor a otros, inevitablemente recibís valor.  Además compartís alegría, y ella siempre te regresa. En “También esto pasará”, la escritora Milena Busquets afirma “Todos parecemos más jóvenes cuando somos felices”. Dar valor y tener detalles con los demás te rejuvenece, te llena de vida. Hacer cosas pequeñas y valiosas por los demás te hace ser extraordinario. ¿Qué tanto lo fuiste hoy?, si no lograste serlo, aún es tiempo. Hoy, vamos con todo…

martes, 3 de noviembre de 2015

Día 22: Proveedores de afecto

En su libro “Ficciones”, Jorge Luis Borges escribió: “lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable”. Y aplicarle esa categoría de prorrogable a las cosas y las acciones definen muchas veces el rumbo de la vida que llevamos y sus frutos. Hace algunos días mi madre habló conmigo y me dijo que extrañaba los abrazos que antes le daba de manera espontánea. En otro momento, mi hermana menor se expresó en los mismos términos. Y el reclamo amoroso de ambas me hizo pensar que antes yo era muy kinestésico y que a todos mis amigos y mi familia los saludaba de abrazo. Recuerdo que les decía que para mí era la expresión más sincera de afecto y que por lo tanto era mi forma de decirles lo importantes que eran para mí. No sé exactamente en qué momento dejé de hacerlo. Lo cierto del caso es que mi madre y mi hermana lo resintieron.  Había aplazado mi forma de expresar cariño. Luego de recapacitar en el asunto tomé una decisión (finalmente, la felicidad y el amor son eso: determinaciones)…  Hoy en la noche fui al supermercado y compré una bolsa de semillas, luego me dirigí a la casa de mi mamá y entré. La saludé de abrazo (de esos fuertes y largos) y le entregué las frutas secas, porque a ella le gustan mucho.  Se sorprendió y me preguntó cuál era la razón. No le respondí. En eso, apareció mi hermana y la saludé con un beso y un abrazo. Me quedé un rato charlando con ellas. Luego me despedí y salí para mi casa. No sé si ellas lo notaron, espero que sí, pero comencé a darles muestras de afecto sin ninguna razón aparente. Mi decisión consiste en abrazar más y expresar  el cariño que siento por las personas que son importantes para mí. Eso puede sonar muy sencillo o a una resolución barata. Pero no lo es. Así como me ha sucedido, sé que les ha pasado a varias personas: comenzamos a ser menos expresivos y la gente a la que le importamos, extraña nuestras formas de amor. Esas demostraciones no deberían ser algo postergable. No sabemos si tendremos tiempo de decir un “te amo” o de dar un beso oportuno, porque la existencia es muy corta. Aportar valor a los demás seres humanos es una necesidad, pero comenzar con quienes están más cerca de nosotros es un deber. Deberíamos hacer un análisis de cuánto tiempo llevamos de no demostrar cariño a quienes nos importan (un mensaje de texto, una llamada telefónica, un abrazo, una sonrisa) y simplemente hacerlo. Bronnie Ware, menciona en su libro “The top five regrets of the Dying” que un lamento recurrente en la gente moribunda es: “me habría gustado tener el valor de demostrar mis sentimientos”. No deberíamos esperar a sollozar en nuestros instantes finales, sino más bien arriesgarnos a ser proveedores de amor. Tomar esa decisión puede ser un paso firme hacia la felicidad. No hay nada qué perder, y sí mucho qué ganar. Hoy, vamos con todo…

miércoles, 28 de octubre de 2015

Día 21: Apología de la Terquedad

Cuentan los historiadores que en 1521, cuando el monje agustino Martín Lutero fue citado a comparecer ante los delegados pontificios y el recién nombrado emperador Carlos V en la ciudad alemana de Worms para retractarse de los argumentos de sus 95 tesis,  no solo no se hizo para atrás en lo que había escrito sino que además hizo la siguiente declaración: “ a menos que se demuestre que he caído en error, ya sea por la razón o por la fe, no puedo ni debo retractarme, porque ningún hombre debe actuar en contra de su propia conciencia”. Esa convicción es difícil mantenerla. Sobre todo tomando en cuenta que estaba desafiando a las dos instituciones más poderosas de la época. Había cierta obstinación en Lutero que le dio fuerza para enfrentarse a su destino con tal determinación. / Muchos sitios en internet de frases célebres atribuyen la siguiente declaración a Thomas Alba Edison “No he fracasado. He encontrado mil formas de no hacer una bombilla”, en respuesta al hecho de que llevaba muchos intentos para desarrollar uno de sus inventos más famosos sin haber logrado todavía el éxito que tiempo después llegaría. / El físico inglés de origen punjabí, Simon Singh cuenta en su libro “El enigma de Fermat” cómo pasaron más de 400 años de estudios y experimentos de brillantes matemáticos y aficionados para resolver el problema planteado por Pierre de Fermat en el siglo XVII. Ese problema matemático fue solucionado hasta la década de 1990. En los años que pasaron desde que el francés esbozó el dilema, hubo muchos que al intentar dar con la respuesta hicieron grandes descubrimientos y aportaron soluciones incluso para ganar la segunda guerra mundial, y aunque la mayoría de ellos nunca conoció el resultado, usaron sus vidas para tratar de encontrarlo. / ¿Qué tenían en común Martín Lutero, Thomas Alba Edison y todos los matemáticos que gastaron sus vidas en buscar la solución al problema de Fermat? La respuesta es que no se hicieron para atrás en el objetivo que se habían planteado. Nadaban contra la corriente. Estaban dispuestos a todo por lograr lo que previamente habían visualizado… En la vida es importante tener uno o varios objetivos que  mantengan cargada la batería de la existencia. Una persona que no tiene claro hacia dónde quiere llegar, se mantiene inerte. Desperdicia su tiempo. Prueba miles de cosas y la mayoría de ellas no le satisfacen ni le funcionan porque no tiene una meta trazada. Visualizar lo que queremos nos permitió, como especie, llegar a la luna, conectar a millones de seres humanos por medio de unos bites, por mencionar solo algunos logros. .. A nivel personal también nos permite darle trascendencia a nuestras vidas. Nos da confianza. Ser genio y tener muy claro el camino que queremos recorrer nos hace ver como tercos, pero nos hace más felices porque construye en nosotros resilencia. Tener claro el objetivo nos da la fuerza para comenzar de nuevo todas las veces que sea necesario. En el libro “Buscando a Alaska”, John Green dice “Necesitamos no perder nunca la esperanza, porque nunca nos podemos romper de manera irreparable”. Y si fuera el caso y nuestros anhelos se convirtieran en añicos, la terquedad (o la convicción) nos obliga a recoger cada pedazo y empezar de nuevo. Ser testarudo, en ese sentido, es tener esperanza. Y un ser humano con esperanza, es imparable. Hoy, vamos con todo…

lunes, 26 de octubre de 2015

Día 20: CONFIDENCIAL (sobre cómo tratar a los demás)

Hace algunos años y casi por accidente,  ví la película “Buscando a Eva” (cuyo título original en inglés fue “Blast from the past”). Debo confesar que es uno de los filmes en los que más me he reído, gracias al personaje del “Bishop”. En algún otro momento ahondaré en la enseñanza maravillosa que se encierra en esa comedia romántica. Sin embargo, hay una escena que probablemente es la que más recuerdo: Adam, el personaje principal, le dice a Eve su propia definición de un “caballero”. Y lo hace más o menos en los siguientes términos: es aquel hombre que hace todo lo posible para que las personas que están a su alrededor se sientan cómodas. Desde que escuché eso fue casi como tener una epifanía para mí. Me llegó tan hondo porque la meta de todo ser humano debería ser esa. Y convendría que fuera aplicable tanto a hombres como a mujeres. En 2012, leí que el escritor francés Charles Péguy dijo que “el secreto de un hombre interesante es que él mismo se interesa por todos”. Lo que a su vez me hizo recordar que John C. Maxwell menciona en las 21 Leyes Irrefutables del Liderazgo que el político inglés Benjamín Disraelí no era exactamente un estadista pero que el secreto de su éxito residía en cómo hacía sentir a quienes entraban en contacto con él. Maxwell cuenta el testimonio de una mujer que decía que antes de conocer a Disraelí creía que él era una persona extraordinaria y que después de conocerlo, él la convenció de que ella era la extraordinaria. En el libro David y Goliat, Malcolm Gladwell cuenta cómo el coach de un equipo de Básquetbol logra un sorprendente éxito con sus jugadoras guiándose por un simple principio: nunca alzar la voz y apelar a la razón y el sentido común de ellas.  Todos los autores me hacen concluir que las personas que buscamos trascender y hacer la diferencia, deberíamos estar conscientes de que el secreto del éxito no está en lograr que nos admiren, sino en aportarles valor a quienes nos rodean. Es creer en ellos, aunque ellos mismos no crean en sí mismos. Es dar comprensión, apoyo y hasta el “súper” cuando sea necesario. Es hacer sentir importante a la gente, porque por el hecho de existir lo son. Ayer tuve la suerte de servir a mi país en una mesa de votaciones, y la gran mayoría de los electores que estaban asignados a nosotros eran personas de avanzada edad, un nivel socioeconómico bajo y muchos de ellos ni siquiera sabían leer y escribir. Hubo algunos que llegaron con semblantes muy duros y hasta parecían enojados. Pero los que conformamos la junta electoral acordamos atender extraordinariamente a las quienes estaban tomándose el tiempo de ejercer el sufragio. Los  recibíamos alegremente y  con un saludo cordial. Los llamamos por su nombre anteponiendo la palabra “don” o  “doña”, según fuera el caso. Increíblemente, todos, incluidos los más serios, se marchaban con una sonrisa en el rostro. Quizá son individuos que por su condición social no están acostumbrados a que los traten amablemente. Y estoy seguro, de que se sintieron bien, y eso a su vez, hizo que nuestra jornada larga fuera verdaderamente emocionante. Nosotros solo les dimos lo que merecían: un trato respetuoso, y a cambio, ellos nos regalaron lo mejor que un ser humano le puede dar a otro: su sonrisa. Creo que deberíamos retarnos a ser “caballeros” (o “damas”), según la definición de Adam. Porque tal como dijo la escritora estadounidense Maya Angelou “la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”. ¿Aceptás el desafío?. Hoy, vamos con todo…

jueves, 22 de octubre de 2015

Día 19: Imaginar, actuar y persistir

Casi al final del libro “Ciudades de Papel” de John Green, se da la siguiente conversación entre Margo y Quentin, los dos protagonistas principales de la historia:
“-Las cosas nunca suceden como imaginas- me dice…
-Sí, es verdad- le digo. Pero lo pienso un segundo y añado-: Pero también es verdad que si no imaginas, nunca pasa nada”

Y llegué a revisar el libro (el cual terminé de leer hace unos 3 meses) porque acabo de ver la película basada en él. Ambos son buenos. Lo interesante de todo esto es que en estos días en que he querido retomar el blog, tuve que pasar varias noches analizando qué hacer, sobre qué escribir e imaginarme si los temas que suelo abordar estarían agotados para quienes me hacen el favor de leerme. Y pasé varias semanas incubando las ganas de escribir sin hacer nada, hasta que finalmente tomé el computador y comencé a escribir sobre la hoja en blanco. Es cierto que es necesario imaginar y que las cosas no suceden como imaginamos (o como las películas y los libros nos inducen) pero solo con la imaginación salimos del estado estático y damos el primer paso para avanzar. Cuando el 7 de julio de este año comencé mi tratamiento con la nutricionista y me puse juicioso con el gimnasio, me imaginé con mejor figura. Hubo necesidad de que me visualizara en la mente, pero una vez que lo hice, fue indispensable que diera el primer paso. Y luego de eso, se necesitó que fuera constante. Hoy, es necesario que me mantenga. De eso se trata la vida, de avanzar. Hay qué soñar con grandes cosas, y no desanimarse si no pasan tan grandes como pensamos, pero siempre dar el primer paso y seguir, y ser constantes, e intentar cuantas veces sea posible. No podemos pensar que las cosas o las personas vendrán a nosotros porque lo deseamos, tenemos qué actuar. La vida es una colección de instantes, y muchos de ellos se pasan sin que nos demos cuenta. Hoy leí en el muro de un amigo lo siguiente: “de los mejores momentos  no hay fotos, no hubo tiempo de tomarlas”. Imaginé los momentos más maravillosos que he vivido y efectivamente no tengo fotos de ellos ni de mucha gente extraordinaria que estuvo allí. Ese será tema de mi siguiente entrada en el blog. Mientras tanto, debemos tomar como tarea el imaginar lo mejor de nuestras vidas, actuar en consecuencia y no quedarnos a ver cómo lo mejor les sucede a otros. Es un deber impostergable adueñarnos de nuestros sueños… hoy: vamos con todo. 

lunes, 19 de octubre de 2015

Día 18: Retomando el Camino (gracias por la vida)

Esta mañana lluviosa me he quedado en casa para descansar. En las noticias han dicho que quedan al menos 2 días más de tormenta. Mientras estoy sentado en el desayunador, tomando una taza de café y comiendo una barra de manzana y canela, me siento neófito ante la hoja en blanco que se presenta delante de mí. No tengo idea aún de lo que debo escribir, porque tengo una yuxtaposición de sentimientos. Solo sé que quiero hacerlo y retomar el contacto con quienes me leían. He estado ausente por mucho tiempo, y las ausencias a veces pesan mucho. Durante los dos últimos años y medio me dediqué a construir un sueño sobre nubes. En estos últimos meses he leído sendos libros que me han regalado una perspectiva diferente de mi estado emocional. Me he dado a la tarea de cuidarme más. He bajado 22 libras de peso y 9 puntos de porcentaje de grasa, gracias al seguimiento que he hecho con una fabulosa nutricionista. Me he mantenido constante en el gimnasio haciendo al menos 1 hora de ejercicio y ya estoy corriendo todos los domingos al menos 5 kilómetros y nadando 200 metros. Todo esto ni lo imaginaba al inicio del año. Estaba muy cómodo y los días pasaban. De pronto, antes de medio año todo cambió. (En varias entradas anteriores del blog hay un testimonial de esos momentos). Y ahora pienso en seguir entrenando para que el deseo que he tenido desde hace 5 años, de correr la carrera San Silvestre el 31 de diciembre, se haga realidad. La ropa que ya no me quedaba ahora me talla. Mucha gente que no me había visto en meses me ha comentado que me veo mejor. Estoy estrenando algunos nuevos amigos, y cultivando la amistad de aquellos que en los momentos difíciles me demostraron su cariño… La taza de café está terminándose.  Me doy cuenta de que faltan poco más de dos meses para que 2015 se acabe y experimento cierta nostalgia (y cierto alivio) porque durante este año he dicho muchos “adioses”.  Me ha dejado un sabor a nostalgia leer “También esto pasará”, y la historia que le dio vida al título de ese libro me edifica y recuerda que nada (sea bueno o malo) es para siempre (al menos en esta vida). El terminar “Todos nuestros nombres”, me dio la certeza de que, como dicen las líneas finales de esa novela, “Nadie se habrá querido nunca más de lo que nos quisimos nosotros”.  He estado escuchando más música en inglés y descubrí una oda al deseo de amor verdadero que todos los varones tenemos en la canción Locked Away de Adam Levine y R. City.  Y también he descubierto lo sencilla y poderosa que es la canción Fight Song de Rachel Platten… La lluvia arrecia. He decidido comenzar otra vez en el blog. Debo ser disciplinado y la compañía de vos, leyéndome, me ayudará a ser constante. Bronnie Ware escribió: “Thank you, God, for sustaining me, and for sending so much beauty my way” (gracias, Dios, por sostenerme, y por enviar demasiada belleza a mi camino). Hoy estoy agradecido por la vida. Hoy: voy con todo!!!

jueves, 11 de junio de 2015

Día 17. A la memoria de Edson Cruz

Hace varios años, escuché en la radio que alguien dijo que te das cuenta que estás envejeciendo cuando tus amigos comienzan a morir. Yo particularmente, he visto a varios de mi generación morir. Hoy, sin embargo, me impactó profundamente la noticia del deceso de Edson. Una persona muy responsable, trabajadora y lista. Recuerdo que cuando Daniel y Jaime me lo presentaron, me pareció muy serio. Su semblante era así (en la foto que comparto es el único que no sonríe). Pero cuando comenzaba a hablar sus palabras y el tono en que decía las cosas te sacaban la risa. Varias veces salimos. En la navidad de 2012 me regaló un arbolito bonsái. Durante varios meses manejó mi contabilidad. Era una persona con mucha energía. Curiosamente, cuando la gente muere todo mundo habla bien de quien falleció. Escribir estas líneas no es un cliché. Es un tributo a un hombre ejemplar. A pesar de que tenía ya varios años de conocerlo y de que nuestra amistad fue como las inglesas (un tanto distante), le tenía cariño. Me impresionaba lo hacendoso que era. Supe que fue muy buen amigo de Jaime desde la infancia y que después fueron un trío imparable con Daniel. Hoy, 11 de junio de 2015, Edson Cruz falleció. Atrás de sí dejó un rastro de luz. Su familia lo llorará. Sus amigos más cercanos lo llorarán. Yo valoro el haber tenido la bendición de conocerlo. Fue una vida valiosa. Mi fe me convence de que él trascendió. Estoy seguro que su esencia está mejor. Su existencia de cuarenta años, bañó de alegría a quienes lo conocieron. Hoy el sol se apagó para sus ojos. Una nueva luz lo envolvió. Descanse en paz.Hace varios años, escuché en la radio que alguien dijo que te das cuenta que estás envejeciendo cuando tus amigos comienzan a morir. Yo particularmente, he visto a varios de mi generación morir. Hoy, sin embargo, me impactó profundamente la noticia del deceso de Edson. Una persona muy responsable, trabajadora y lista. Recuerdo que cuando Daniel y Jaime me lo presentaron, me pareció muy serio. Su semblante era así. Pero cuando comenzaba a hablar sus palabras y el tono en que decía las cosas te sacaban la risa. Varias veces salimos. En la navidad de 2012 me regaló un arbolito bonsái. Durante varios meses manejó mi contabilidad. Era una persona con mucha energía. Curiosamente, cuando la gente muere todo mundo habla bien de quien falleció. Escribir estas líneas no es un cliché. Es un tributo a un hombre ejemplar. A pesar de que tenía ya varios años de conocerlo y de que nuestra amistad fue como las inglesas (un tanto distante), le tenía cariño. Me impresionaba lo hacendoso que era. Supe que fue muy buen amigo de Jaime desde la infancia y que después fueron un trío imparable con Daniel. Hoy, 11 de junio de 2015, Edson Cruz falleció. Atrás de sí dejó un rastro de luz. Su familia lo llorará. Sus amigos más cercanos lo llorarán. Yo valoro el haber tenido la bendición de conocerlo. Fue una vida valiosa. Mi fe me convence de que él trascendió. Estoy seguro que su esencia está mejor. Su existencia de cuarenta años, bañó de alegría a quienes lo conocieron. Hoy el sol se apagó para sus ojos. Una nueva luz lo envolvió. Descanse en paz. 

lunes, 8 de junio de 2015

Día 16: Momentos Maravillosos (2)

El Podcast

Las cosas cotidianas van cobrando sentido y valor a medida que se comparten y que forman parte de las historias que se entrelazan. Hoy más temprano estaba preparándome un sándwich mojado (una de las tantas recetas que aprendí en mi curso de cocina) y me puse a recordar las noches de los últimos 18 meses, cuando mi rutina era preparar cena para dos. A veces era muy cansado porque era el corolario de jornadas agotadoras, pero los minutos que venían cuando nos sentábamos a la mesa y nos veíamos comer eran poéticos. Ahora, a la distancia me doy cuenta de que esos segundos eran trascendentes. En muchas ocasiones he afirmado que la vida está compuesta por instantes y esos recuerdos lo confirman. Ayer mi hermano estuvo desaparecido por varias horas, y estuve muy angustiado, pensé lo peor. Y mientras el reloj caminaba lentamente, recordé las veces que le cambiaba pañales cuando era pequeñito, y aquellas ocasiones en las que salíamos a mojarnos con mi mamá cuando llovía muy recio. Ayer me di cuenta de cuánto amo a mi hermano. Los momentos te hacen crecer. Mientras estás viviéndolos no dimensionas lo importante que cada minuto es. Generalmente es hasta que han pasado que los valoras. Estoy en un proceso de duelo por la ruptura de una relación sentimental. Yo extraño esos momentos y estoy seguro que esa nostalgia no es compartida por quien me abandonó. Sin embargo, no guardo rencor, a pesar de las palabras hirientes y las acusaciones sin fundamento. Todas las noches oro a Dios pidiendo protección por quien me regaló dos años intensos. Dos años que persistirán en mi memoria como tiempo valioso. Desde joven he creído que cuando das amor nunca salís perdiendo, porque si sos correspondido es extraordinario, pero si no es así  al menos crecés en ese sentimiento que hace que valga la pena vivir. Hoy estoy frente a una hoja en blanco que ya tiene muchas letras, y las imágenes de aquellas noches cuando cenábamos no dejan de pasar por mi cabeza como una película sin final. El ruido de la lluvia se encarga de agregarle más nostalgia a la noche. Estoy seguro de algo: Esos instantes me hicieron feliz.  

martes, 19 de mayo de 2015

Día 15: Momentos maravillosos (1)



La vida tiene sentido por los momentos que recordamos. A medida que vamos tomando conciencia de nuestra propia existencia, los humanos vamos acumulando en el cerebro un archivo inmenso de instantes. En este último tiempo me ha tocado vivir un proceso de ruptura sentimental. Y durante estos días he estado recordando aquellos minutos que le dieron certeza a mis jornadas. No puedo dejar de recordar aquel día cuando el dinero no me alcanzó y me sentía en un callejón sin salida, y me dijo que no me preocupara, que aunque fuera una venta de tortillas de harina haríamos para salir adelante. O la primera vez que tomó el timón de mi carro e iba con muchos nervios por temor a chocar. Y también aquella primera vez que vinimos al apartamento y vimos todo vacío y nos abrazamos debajo de la ventana de la que después se convirtió en nuestra habitación. En el momento que esas cosas sucedieron parecían tan cotidianas, pero ahora que nos hemos separado, tienen el valor inmenso de recordarme que sea como fuere, ese tiempo fue extraordinario. Si tuviera la posibilidad de volver el tiempo atrás (como el poema de Borges) y tuviera chance de comenzar de nuevo, sería más consciente de vivir intensamente esos instantes. De doblegar el orgullo y reconocer que nada vale tanto como esos segundos que te marcan la vida. Quizá sería más cariñoso y menos dramático. Lo cierto del caso, es que para quienes aún tienen la fortuna de tener una pareja con la cual comparten su existencia, deben saber que en este mundo donde las cosas fáciles están a la orden del día y donde las cosas superficiales te dejan vacío, el tener la capacidad de disfrutar esos instantes puede hacer que la vida sea un paraíso. 

miércoles, 13 de mayo de 2015

Día 14. Cerrar Círculos y Volver a Vivir (2)



Este es el primer día del resto de mi vida. Acabo de terminar una relación sentimental que creí sería hasta mi vejez. No fue así. Es evidente que ambos tuvimos responsabilidad en que las cosas se nos salieran de las manos y que llegáramos al punto de inflexión donde todo se desmoronó. He quedado muy herido. Sin embargo, hoy he estado recordando los buenos momentos que construimos juntos. No todo el tiempo fue malo, de hecho tuvimos tantas vivencias hermosas que pesan mucho más que lo sucedido en este último tiempo. No voy a negar que he derramado lágrimas al caer en la cuenta de que eso nunca se repetirá. Pero inmediatamente recapacito y me percato de que eso que vivimos juntos será un recuerdo entrañable para ambos. En las cosas más sencillas y cotidianas nos veremos. Por eso debemos aprender a vivir con el presente. Debo confesar que fui muy frío y hasta arrogante en varios momentos, y ciertamente muy tarde lo veo. Reconozco mi parte de culpa. Ya no veré su reacción cuando comprábamos queso para prepararlo derretido ni cuando extendía mis dedos torcidos. Pero recordaré su voz grave. Siempre tan cariñosa. Cuando termina una relación, ni el rencor ni el odio son una opción, aunque uno se sienta golpeado o aunque lo postrero no haya sido como el resto. La paz se encuentra solo perdonándose a sí mismo y perdonando la contraparte. La mejor forma de cerrar un círculo es vivir el duelo, llorar, y desear lo mejor a la persona que amaste. Terminar peleando no debe ser la página final del libro, no cabe en mi cabeza que quienes se amaron tengan un corolario malo. Alguien me dijo que eso era una estupidez. Respeto su punto, pero sigo creyendo que no es la manera de concluir una hermosa historia. Sigo con la mirada en el futuro. Comienzo a perdonarme. Perdono… No sé cuánto tiempo durará este proceso…Lo cierto es que bendigo a quien me regaló dos años increíbles y espero que todo lo bueno que me dio, le sea multiplicado por cien. Merece ser feliz, porque en su momento me regaló una esperanza.

viernes, 17 de abril de 2015

Día 13: Cerrar círculos y volver a vivir (1)



En su libro “The Top Five Regrets of the Dying”, la australiana Bronnie Ware muestra, de acuerdo a su experiencia como enfermera de moribundos, las razones por la que la mayoría de personas que están por morir se arrepienten. La tercera de ellas dice: “Me hubiera gustado haber tenido el coraje de mostrar mis sentimientos”. De hecho, en un reportaje que el periódico londinense The Guardian hizo sobre el libro, se afirma que muchas enfermedades se desarrollan por la amargura y el resentimiento que crecen como consecuencia de no mostrar los verdaderos sentimientos. Esta tesis es ampliamente desarrollada por el Doctor Don Colbert en su libro “Emociones que matan”. Además de lo anterior, he recordado que dentro de las 4 nobles verdades de la filosofía budista se expresa que separarse de lo deseable es sufrimiento y no obtener lo deseado también es sufrimiento. Estas no son perspectivas pesimistas de la existencia, sino todo lo contrario. Creo que darte cuenta de las consecuencias del apego y de no expresar tus sentimientos cobran una factura muy cara en tu propia vida. En este momento, me encuentro en un proceso de cierre de círculos. Una avalancha de sentimientos y emociones se han dejado venir en los últimos días y he visto cómo cambia la perspectiva y proyección en poco tiempo. Tener el coraje de decir y mostrar lo que se siente siempre es difícil porque creemos que podemos perder a quien amamos o porque “queremos mantener la fiesta en paz”. Sin embargo, tarde o temprano las consecuencias se dan, sea porque manifestaste lo que sentías o porque no lo hiciste. En este último caso el perdedor sos vos mismo. La mejor manera de pasar los procesos de duelo donde cerrás círculos y te desapegás, es no teniéndole miedo al dolor de la pérdida. Finalmente, cuando “dejás ir”, cuando perdonás y cuando aceptás que los ciclos terminan, se abren nuevas posibilidades para tu vida. Una puerta se cierra, otras se abren. Un período se acaba, otro comienza. Mientras nos mantenemos apegados a lo que inevitablemente fluye, no nos damos chance de renacer, de retoñar y de avanzar. No sabemos cuánto tiempo nos queda en esta existencia, lo mejor es mostrar nuestros sentimientos y vivir el duelo, porque el tiempo sana todas las heridas. 

domingo, 15 de marzo de 2015

Día 12: Estoy a punto de cumplir 41 años... me gusta vivir.




Estoy a pocos días de cumplir 41 años, y como leí hace tiempo, me encuentro en una encrucijada en la que no estoy totalmente contento con lo que he hecho, ni con lo que soy, ni con lo tengo, pero en mí se mantiene la certeza de que las cosas pueden mejorar. Lo cierto de todo, es que he aprendido y cada cosa que he hecho y me ha pasado, me ha dejado enseñanzas. Soy el resultado de lo que he vivido. Es maravilloso ser de las personas que conocieron todavía el mundo sin internet y que esperábamos meses para que una carta al extranjero fuera respondida. Pero también es excepcional ver los adelantos y cómo por medio de la tecnología hoy puedo conectarme y llegar a interactuar con personas en cuestión de segundos. En verdad la vida es maravillosa. Hace algunos días escuchaba un programa de radio donde se hablaba de las diferentes creencias sobre el final de la existencia, y básicamente se definían 2 grupos: los que aseguran que al morir todo acaba y los que creemos que después hay una continuidad. Yo tengo la certeza de que más allá de los años que pueda estar en esta tierra, hay algo más. Mi fe, cristiana, me regala esa seguridad. Sé que hay otros que tienen creencias distintas pero también tienen la esperanza de trascender. Y eso es maravilloso. A esta edad tengo muchas deudas, hay ocasiones en las que esos problemas atacan incluso mi salud emocional y física, pero fuera de eso tengo esperanza y sé que todo lo que estoy viviendo me servirá para tener un mejor futuro, para ser creativo, para ayudar más adelante a otros, para poner a prueba la fe. Cuando comencé los 20´s era un muchacho sin tanto afán y con ganas de comerme la vida. Al llegar a los 30´s estaba enamorado y pensaba en estabilizarme. El año pasado que comencé los 40´s encontré en mi actuar cotidiano cierta decepción por no avanzar a pasos agigantados, pero estoy seguro que esta década me depara sorpresas buenas. La vida es única, y hay que saberla vivir. Los verbos que lo permiten son: Amar, creer, reírse, enamorarse, soñar, actuar, ser generosos, compartir, asombrarse. Bienvenidos 41 años, allá voy, y quiero más…

viernes, 6 de marzo de 2015

Día 11. Secreto número 7: Disfrutá de comer bien.


Hoy, a la hora de almuerzo conversaba con un compañero de trabajo sobre la dieta que hace. Me sorprendió porque no parece de las personas que se cuidan mucho, y por lo que pude observar solo ingiere comida muy saludable y agua pura. Cuando le hice la observación sobre lo juicioso que es para comer me constestó que lo hace ya por costumbre, debido a que es diabético y necesita tener una dieta balanceada. Me dijo además, que si no le hubieran diagnosticado esa enfermedad crónica, seguramente no habría formado el hábito de comer bien y saludable. Esa afirmación de Carlos Francisco me hizo reflexionar sobre el hecho de que en esta era de la información y la rapidez, muchas personas optamos por comer sin disfrutar del acto mismo de alimentarnos y que formamos nuestra dieta con comida que no aporta nutrientes a nuestro cuerpo. Los seis secretos anteriores son una combinación de temas internos y físicos, sin embargo este último es completamente físico. Y es que comer bien, no necesariamente debe ser un tormento. El alimentarse sanamente es un hábito y si nos apegamos a la tesis de Charles Duhigg, en su libro “The power of habit”, después de los 21 días de formación del mismo debería ser algo natural, algo que se hace casi mecánicamente. Este secreto es indispensable, porque una mala alimentación pone en riesgo todo nuestro cuerpo y nuestro sistema inmunológico. La obesidad es un riesgo tremendo sobre todo para problemas coronarios, de diabetes, cáncer, etc. La diferencia entre comer bien y saludable, o no hacerlo puede ser nuestra vida misma. Hay quienes afirman que las dietas que muchos nutricionistas ponen son imposibles de seguir porque son caras o de ingredientes que no son parte de la cultura culinaria de donde crecimos. Y quizá tengan razón. Pero comer saludablemente no necesariamente es seguir un rito bien estructurado. Es comer más frutas y verduras, menos grasa y menos carne. Tener una dieta balanceada y beber la cantidad de agua pura correcta. Eso puede ser hasta más barato y es una inversión que a largo plazo te puede alargar la vida. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

Día 10. Secreto Número 6: Tomate un tiempo para descansar.



El pasado domingo fue impresionante para mí: me levanté tarde, me dio tiempo de preparar un rico y sustentable desayuno, ví la entrega de los premios Oscar y tomé una siesta. También almorcé con mis padres y mis hermanos. Descansé. Hace dos fines de semana, me fui a un balneario a El Salvador y me desconecté completamente. No ví correos electrónicos ni mensajes de texto o whatsapp. Descansé. ¿Cuál fue el resultado de esos maravillosos momentos? Me llené de energía, logré despejar mi mente y me renové para afrontar la situación crítica que vivo en la cotidianidad. El penúltimo secreto de una vida plena de Daniel y Jackie establece que la mejor manera de reinventarte y de ser más productivo es encontrando tiempo para descansar. Recuerdo que hace muchos años aprendí el axioma de que las personas que saben descansar bien son las que saben trabajar bien. Porque encuentran equilibrio y eso permite que tengan una existencia en la que no hay espacio para la infelicidad. Y la profundidad de este secreto radica exactamente en hallar ese punto medio en el que seamos productivos pero nos dediquemos tiempo para descansar. De hecho las vacaciones anuales de los trabajadores tienen un trasfondo de salud ocupacional. Una persona necesita desconectarse de su rutina para recargar las baterías. Por esa razón las personas que solicitan que (ilegalmente) les paguen los días de vacaciones en lugar de gozarlas, son menos productivas porque van acumulando cansancio. El problema es que puede convertirse en Burnout (el término que se utiliza actualmente para señalar a las personas que están quemadas emocional y físicamente por el trabajo). Hay incluso personas que piensan como Einstein, quien decía que no dormía mucho porque cuando estuviera muerto tendría una eternidad para descansar. Pero esa tampoco es una filosofía para todo mundo. Lo normal, fisiológicamente hablando, es que se duerma y descanse lo suficiente, para poder rendir. Si has sentido que estás agotado, o el estrés te está debilitando, seguro es porque no has encontrado un momento para descansar. Pero de verdad. Es decir sin consultar tus redes sociales, ni correos, ni llamadas telefónicas. Hacelo. Con unas horas que te tomés para vos, el mundo no va a colapsar y saldrás ganando mucho en beneficio de tu salud y felicidad personales.  

viernes, 20 de febrero de 2015

Día 9. Secreto Número 5: Divertite con las cosas sencillas de la vida.



En la actualidad Facebook tiene millones de personas conectadas alrededor del mundo. Hoy leí una noticia sobre el décimo aniversario de Youtube y las cantidades de reproducciones de los 10 vídeos más vistos, son astronómicas. Estamos en un mundo en el que creemos que estamos 100% conectados (al menos eso creemos los que vivimos en las ciudades o pueblos más o menos grandes), pero olvidamos que existen millones de personas que viven en las áreas rurales que no son parte de las redes sociales o de la web, y que sin embargo mucho disfrutan más de su existencia a pesar de las carencias y de no lograr estar con la adrenalina que genera la velocidad de internet y la información. ¿Cómo pueden? Sería la pregunta que muchos chicos nacidos después de la segunda mitad de los noventas se preguntarían. Sin embargo, los que somos más grandes y que nos ha tocado conocer el mundo antes del boom de internet sabemos que hay cosas, momentos y pensamientos que te pueden divertir, sin que medie un dispositivo móvil, una conexión a internet o una tableta. Estoy seguro de que cuando Daniel mencionó esta verdad al ver a Jackie, la gatita estaba jugando con algo insignificante, y aún así parecía divertida. En esta vida, las cosas más importantes y valiosas son las que no tienen precio. De igual manera las cosas más divertidas son las más sencillas. Una situación espontánea con quien amás, una broma en el trabajo, jugar con los hijos, bromear con tus padres, ver en la comodidad de la habitación una película con tu pareja, leer un libro, escuchar música, tirarte sobre una alfombra a descansar, escuchar un arroyo, ver un paisaje… Hay tantas situaciones y cosas que pueden darte diversión sin necesidad de hacer grandes gastos o de buscar cosas sofisticadas. La vida es  una sucesión de momentos, y en la mayoría del tiempo pasan cotidianidades. Ahí podés encontrar motivos de diversión. El secreto está en no perder tu capacidad de soprenderte, de reírte de vos mismo. Ha habido ocasiones en las que estando solo me río de tonterías que he hecho y eso es pasársela bien, sin necesidad de estar conectado por la red. Resulta un poco extraño que utilice las redes para tratar este tema, pero justamente porque la marea digital nos ha restado visibilidad es que te recuerdo que uno de los secretos más importantes para una vida feliz está más allá de tu conexión a internet. Está en vos, en tu tiempo, en la sencillez.