Estoy a pocos días de cumplir 41 años, y como leí hace
tiempo, me encuentro en una encrucijada en la que no estoy totalmente contento
con lo que he hecho, ni con lo que soy, ni con lo tengo, pero en mí se mantiene
la certeza de que las cosas pueden mejorar. Lo cierto de todo, es que he
aprendido y cada cosa que he hecho y me ha pasado, me ha dejado enseñanzas. Soy
el resultado de lo que he vivido. Es maravilloso ser de las personas que
conocieron todavía el mundo sin internet y que esperábamos meses para que una
carta al extranjero fuera respondida. Pero también es excepcional ver los
adelantos y cómo por medio de la tecnología hoy puedo conectarme y llegar a
interactuar con personas en cuestión de segundos. En verdad la vida es maravillosa.
Hace algunos días escuchaba un programa de radio donde se hablaba de las
diferentes creencias sobre el final de la existencia, y básicamente se definían
2 grupos: los que aseguran que al morir todo acaba y los que creemos que
después hay una continuidad. Yo tengo la certeza de que más allá de los años
que pueda estar en esta tierra, hay algo más. Mi fe, cristiana, me regala esa
seguridad. Sé que hay otros que tienen creencias distintas pero también tienen
la esperanza de trascender. Y eso es maravilloso. A esta edad tengo muchas
deudas, hay ocasiones en las que esos problemas atacan incluso mi salud
emocional y física, pero fuera de eso tengo esperanza y sé que todo lo que
estoy viviendo me servirá para tener un mejor futuro, para ser creativo, para
ayudar más adelante a otros, para poner a prueba la fe. Cuando comencé los 20´s
era un muchacho sin tanto afán y con ganas de comerme la vida. Al llegar a los
30´s estaba enamorado y pensaba en estabilizarme. El año pasado que comencé los
40´s encontré en mi actuar cotidiano cierta decepción por no avanzar a pasos
agigantados, pero estoy seguro que esta década me depara sorpresas buenas. La
vida es única, y hay que saberla vivir. Los verbos que lo permiten son: Amar,
creer, reírse, enamorarse, soñar, actuar, ser generosos, compartir, asombrarse.
Bienvenidos 41 años, allá voy, y quiero más…
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