Emprendiendo

Law, People & Happiness

martes, 29 de diciembre de 2015

Día 34: Cuando comés con sabor a infancia...

En vista de que desde hace poco más de 15 años se ha vuelto tradición que el almuerzo del 1 de enero sea un acontecimiento familiar donde comemos pierna de cerdo, y donde llegan mis primos, sobrinos y cuñados, hoy tuve qué pasar al supermercado a comprar algunos ingredientes para marinar la carne y para la preparación de la salsa de vino y café que espero les guste a los comensales.  Mientras iba entre los pasillos me encontré con unas cajas de pasas (de una marca muy conocida en ese producto) y con solo ver el empaque evoqué mi infancia. En el paladar comencé a sentir el sabor dulce de esos frutos secos. No me pude contener y compré un paquetito con 6 cajitas –idénticas a las que comía cuando era niño-… Ya he contado en otras entradas que cuando era pequeño no teníamos las comodidades ni posibilidades que ahora tenemos (gracias a Dios). Y recuerdo muy bien que en una época de fin de año (allá por 1982), mi tío Manolo –hermano de mi papá- nos llevó varios regalos a mis hermanos y a mí. Sin embargo, de las dádivas yo recuerdo 2 cosas que me impresionaron: 1. Una cajita roja con frutos secos que cuando comencé a comerlas, supe que serían de mi gusto durante toda mi existencia y 2. Un removedor para café hecho de plástico blanco, con una letra M estilizada en la parte de arriba. Recuerdo que le pregunté a mi tío qué significaba esa consonante y me explicó que era de un restaurante de comida rápida, al que nunca había ido yo, dado que las posibilidades económicas no le habrían permitido a mi madre pagar por un menú en ese lugar. Mientras escribo esta penúltima entrada de 2015, estoy comiendo unas pasas, y me recuerdo de esos años. Sin duda alguna lo que me ha tocado vivir ha sido espléndido. Evocar esos tiempos es bonito, porque me hace recordar que no se necesitan cosas para sentirse feliz y pleno. A pesar de las necesidades, la pasábamos bien y puedo decir que éramos felices dentro de lo que mi madre pudo darnos. Este año me ha dejado muchas cosas: he llorado mucho, dije un “adiós” que nunca hubiera querido decir, bajé 42 libras de peso, estoy por correr por primera vez en mi vida la Carrera de San Silvestre, estoy visualizando un año duro en 2016, pero lleno de retos y posibilidades. Las pasas que estoy saboreando, me recuerdan que lo dulce de la vida no está en el pasado, sino en el presente. Que recordar es bonito, para no olvidar de dónde venimos, pero que lo más importante es vivir plenamente el presente y tener la esperanza de que el futuro será impresionante. Hoy… vamos con todo!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario