Esta mañana lluviosa me he quedado en casa para descansar.
En las noticias han dicho que quedan al menos 2 días más de tormenta. Mientras
estoy sentado en el desayunador, tomando una taza de café y comiendo una barra
de manzana y canela, me siento neófito ante la hoja en blanco que se presenta
delante de mí. No tengo idea aún de lo que debo escribir, porque tengo una
yuxtaposición de sentimientos. Solo sé que quiero hacerlo y retomar el contacto
con quienes me leían. He estado ausente por mucho tiempo, y las ausencias a
veces pesan mucho. Durante los dos últimos años y medio me dediqué a construir
un sueño sobre nubes. En estos últimos meses he leído sendos libros que me han
regalado una perspectiva diferente de mi estado emocional. Me he dado a la
tarea de cuidarme más. He bajado 22 libras de peso y 9 puntos de porcentaje de
grasa, gracias al seguimiento que he hecho con una fabulosa nutricionista. Me
he mantenido constante en el gimnasio haciendo al menos 1 hora de ejercicio y
ya estoy corriendo todos los domingos al menos 5 kilómetros y nadando 200
metros. Todo esto ni lo imaginaba al inicio del año. Estaba muy cómodo y los
días pasaban. De pronto, antes de medio año todo cambió. (En varias entradas
anteriores del blog hay un testimonial de esos momentos). Y ahora pienso en
seguir entrenando para que el deseo que he tenido desde hace 5 años, de correr
la carrera San Silvestre el 31 de diciembre, se haga realidad. La ropa que ya
no me quedaba ahora me talla. Mucha gente que no me había visto en meses me ha comentado
que me veo mejor. Estoy estrenando algunos nuevos amigos, y cultivando la
amistad de aquellos que en los momentos difíciles me demostraron su cariño… La
taza de café está terminándose. Me doy
cuenta de que faltan poco más de dos meses para que 2015 se acabe y experimento
cierta nostalgia (y cierto alivio) porque durante este año he dicho muchos “adioses”. Me ha dejado un sabor a nostalgia leer “También
esto pasará”, y la historia que le dio vida al título de ese libro me edifica y
recuerda que nada (sea bueno o malo) es para siempre (al menos en esta vida).
El terminar “Todos nuestros nombres”, me dio la certeza de que, como dicen las
líneas finales de esa novela, “Nadie se habrá querido nunca más de lo que nos
quisimos nosotros”. He estado escuchando
más música en inglés y descubrí una oda al deseo de amor verdadero que todos
los varones tenemos en la canción Locked Away de Adam Levine y R. City. Y también he descubierto lo sencilla y
poderosa que es la canción Fight Song de Rachel Platten… La lluvia arrecia. He
decidido comenzar otra vez en el blog. Debo ser disciplinado y la compañía de
vos, leyéndome, me ayudará a ser constante. Bronnie Ware escribió: “Thank you,
God, for sustaining me, and for sending so much beauty my way” (gracias, Dios,
por sostenerme, y por enviar demasiada belleza a mi camino). Hoy estoy
agradecido por la vida. Hoy: voy con todo!!!
Esto es tan sólo el principio de muchas más bendiciones . El éxito que hasta hoy ah alcanzado es tan solo algo mínimo de muchas promesas de Dios para sus hijos
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