Bastó una hora, seis minutos y cuarenta segundos para que
cruzara la meta de la primera carrera en la que que participé. Desde hace
varios años he ido a ver la tradicional San Silvestre de ciudad de Guatemala.
Un evento muy divertido y familiar donde muchas personas participan
disfrazadas. Siempre había sido un espectador, pero este año me propuse ser
parte. Lo hice. Corrí los 10 kilómetros sin detenerme. Iba motivado. En el
kilómetro 7 me sentía un poco cansado pero estuve repitiéndome que no había
llegado a ese instante para darme por vencido. Al entrar en el estadio Nacional
donde se encontraba la meta, se apoderó de mí una sensación de alegría que he
experimentado pocas veces. Al cruzar la meta, no pude evitar que se me
escaparan un par de lágrimas. Dios me había concedido la dicha de convertir un
reto personal en realidad. En cierto modo, ha sido una forma maravillosa de
terminar un año complicado en mi vida. En este 2015 pasaron muchos eventos que
me marcaron para siempre. En este mismo momento en el que escribo, acabo de regresar de la iglesia. Fui a dar gracias al
Creador por haberme mantenido vivo en este año y por permitirme tener a mi
familia con bien. He tenido comida, techo y vestido, y en parte me ha permitido
proveerles a quienes amo. A pesar de las pérdidas durante la mitad del año,
Dios ha sido inmensamente misericordioso y generoso conmigo. Este año conocí
personas espléndidas que se convirtieron en excelentes amigos y compañeros de
trabajo. Aunque técnicamente en varias partes del mundo ya es 2016, acá en
Guatemala aún no lo es y quise dedicar mi última entrada de este año a dar
gracias por la vida. Gracias a mi familia por estar ahí siempre (cada uno por
nombre son importantísimos para mí). Gracias a mis amigos entrañables (los de
todo el tiempo, los nuevos y los que han de venir). Gracias a quien todavía durante parte del
primer semestre de 2015 compartió su vida conmigo. Gracias a quienes me leen en
el blog, por las más de tres mil cien visitas y por hacerme sentir vivo.
Gracias por los buenos momentos. Este año, termina con vivencias inolvidables y
mucha esperanza. Este 2015 se acaba, y así como me sucedió cuando crucé la
meta, hoy por la tarde, no puedo evitar que se escape alguna lágrima. He
corrido un tramo de la carrera de la vida (este tramo se acaba hoy), mañana
comienza uno nuevo con 366 posibilidades. Cierro el año en paz. En 2016, vamos
con todo!!!
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