En
la actualidad Facebook tiene millones de personas conectadas alrededor del
mundo. Hoy leí una noticia sobre el décimo aniversario de Youtube y las
cantidades de reproducciones de los 10 vídeos más vistos, son astronómicas.
Estamos en un mundo en el que creemos que estamos 100% conectados (al menos eso
creemos los que vivimos en las ciudades o pueblos más o menos grandes), pero
olvidamos que existen millones de personas que viven en las áreas rurales que
no son parte de las redes sociales o de la web, y que sin embargo mucho
disfrutan más de su existencia a pesar de las carencias y de no lograr estar
con la adrenalina que genera la velocidad de internet y la información. ¿Cómo
pueden? Sería la pregunta que muchos chicos nacidos después de la segunda mitad
de los noventas se preguntarían. Sin embargo, los que somos más grandes y que
nos ha tocado conocer el mundo antes del boom de internet sabemos que hay
cosas, momentos y pensamientos que te pueden divertir, sin que medie un
dispositivo móvil, una conexión a internet o una tableta. Estoy seguro de que
cuando Daniel mencionó esta verdad al ver a Jackie, la gatita estaba jugando
con algo insignificante, y aún así parecía divertida. En esta vida, las cosas
más importantes y valiosas son las que no tienen precio. De igual manera las
cosas más divertidas son las más sencillas. Una situación espontánea con quien
amás, una broma en el trabajo, jugar con los hijos, bromear con tus padres, ver
en la comodidad de la habitación una película con tu pareja, leer un libro,
escuchar música, tirarte sobre una alfombra a descansar, escuchar un arroyo,
ver un paisaje… Hay tantas situaciones y cosas que pueden darte diversión sin
necesidad de hacer grandes gastos o de buscar cosas sofisticadas. La vida
es una sucesión de momentos, y en la
mayoría del tiempo pasan cotidianidades. Ahí podés encontrar motivos de
diversión. El secreto está en no perder tu capacidad de soprenderte, de reírte
de vos mismo. Ha habido ocasiones en las que estando solo me río de tonterías
que he hecho y eso es pasársela bien, sin necesidad de estar conectado por la
red. Resulta un poco extraño que utilice las redes para tratar este tema, pero
justamente porque la marea digital nos ha restado visibilidad es que te
recuerdo que uno de los secretos más importantes para una vida feliz está más
allá de tu conexión a internet. Está en vos, en tu tiempo, en la sencillez.
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