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domingo, 1 de mayo de 2016

Día 41: Después de 60 días de silencio...

Hace exactamente dos meses escribí la última entrada del Blog. Fueron 60 días en los que voluntariamente quise estar callado. Sabía que en ese lapso de tiempo acontecerían varias fechas que son muy importantes para mí, y además necesitada darme un descanso. Es bien sabido que quien sabe trabajar bien, sabe descansar bien. Durante este tiempo he logrado superar muchos obstáculos que habían venido dándose en mi vida. He logrado readecuar varios sueños, y me he mantenido firme en muchas decisiones que he tomado. Gracias a Dios he podido ir en un rumbo correcto. Durante este lapso de tiempo he logrado meditar que cuando las cosas no marchan tan bien como quisiéramos corremos el riesgo de caer en la creencia de que nuestras vidas son un conjunto de ciclos donde hay subidas y bajadas, y donde podemos hacer poco o nada para corregir ese destino. Creer eso, es resignarse a que nada será mejor a pesar de los esfuerzos, porque se tiene la idea de una vida cíclica, inevitable. Otra perspectiva, quizá haga que las cosas sucedan, y es la que considera que en lugar de una repetición constante de acontecimientos, la existencia es lineal. Donde el ser humano no es presa de los ciclos sino que es el dueño de su futuro. Las líneas pueden ser ascendentes o descendentes. De ahí el concepto de causalidad, o la ley de siembra y cosecha. Si se hace lo correcto, tarde o temprano se tiene como recompensa algo bueno. De igual manera, si se hace algo malo, siempre llegará la consecuencia del acto. La trascendencia no se mide por los bienes materiales que se acumulan sino por las ideas y los aportes que se hacen al género humano. De seguro muchos de nosotros somos y seguiremos siendo anónimos. Nuestros nombres no saldrán en los noticieros ni en los periódicos más importantes. Es muy probable que ni siquiera los líderes locales sepan nuestros nombres, pero lo cierto del caso es que tenemos la posibilidad de ser hombres y mujeres que trasciendan el anonimato, dejando en las personas que conviven con nosotros una huella imborrable. Las palabras dichas a tiempo, los gestos hechos en el momento oportuno y la generosidad sin publicidad son los caminos más seguros para dejar un rastro positivo de nuestro paso por esta tierra. Estos 60 días me han fortalecido. Hay mucho por hacer! Tantas cosas por decir y escribir! Es tiempo de ir por todo!!!

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