El pasado domingo fue impresionante para mí: me levanté
tarde, me dio tiempo de preparar un rico y sustentable desayuno, ví la entrega
de los premios Oscar y tomé una siesta. También almorcé con mis padres y mis
hermanos. Descansé. Hace dos fines de semana, me fui a un balneario a El
Salvador y me desconecté completamente. No ví correos electrónicos ni mensajes
de texto o whatsapp. Descansé. ¿Cuál fue el resultado de esos maravillosos
momentos? Me llené de energía, logré despejar mi mente y me renové para afrontar
la situación crítica que vivo en la cotidianidad. El penúltimo secreto de una
vida plena de Daniel y Jackie establece que la mejor manera de reinventarte y
de ser más productivo es encontrando tiempo para descansar. Recuerdo que hace
muchos años aprendí el axioma de que las personas que saben descansar bien son
las que saben trabajar bien. Porque encuentran equilibrio y eso permite que
tengan una existencia en la que no hay espacio para la infelicidad. Y la
profundidad de este secreto radica exactamente en hallar ese punto medio en el
que seamos productivos pero nos dediquemos tiempo para descansar. De hecho las
vacaciones anuales de los trabajadores tienen un trasfondo de salud
ocupacional. Una persona necesita desconectarse de su rutina para recargar las
baterías. Por esa razón las personas que solicitan que (ilegalmente) les paguen
los días de vacaciones en lugar de gozarlas, son menos productivas porque van
acumulando cansancio. El problema es que puede convertirse en Burnout (el
término que se utiliza actualmente para señalar a las personas que están
quemadas emocional y físicamente por el trabajo). Hay incluso personas que
piensan como Einstein, quien decía que no dormía mucho porque cuando estuviera
muerto tendría una eternidad para descansar. Pero esa tampoco es una filosofía
para todo mundo. Lo normal, fisiológicamente hablando, es que se duerma y
descanse lo suficiente, para poder rendir. Si has sentido que estás agotado, o
el estrés te está debilitando, seguro es porque no has encontrado un momento
para descansar. Pero de verdad. Es decir sin consultar tus redes sociales, ni
correos, ni llamadas telefónicas. Hacelo. Con unas horas que te tomés para vos,
el mundo no va a colapsar y saldrás ganando mucho en beneficio de tu salud y
felicidad personales.
La vida ofrece innumerables retos. Este blog es uno de ellos. Consideralo parte de vos también para que juntos emprendamos la interacción en este viaje maravilloso llamado "vida".
Emprendiendo
Law, People & Happiness
miércoles, 25 de febrero de 2015
viernes, 20 de febrero de 2015
Día 9. Secreto Número 5: Divertite con las cosas sencillas de la vida.
En
la actualidad Facebook tiene millones de personas conectadas alrededor del
mundo. Hoy leí una noticia sobre el décimo aniversario de Youtube y las
cantidades de reproducciones de los 10 vídeos más vistos, son astronómicas.
Estamos en un mundo en el que creemos que estamos 100% conectados (al menos eso
creemos los que vivimos en las ciudades o pueblos más o menos grandes), pero
olvidamos que existen millones de personas que viven en las áreas rurales que
no son parte de las redes sociales o de la web, y que sin embargo mucho
disfrutan más de su existencia a pesar de las carencias y de no lograr estar
con la adrenalina que genera la velocidad de internet y la información. ¿Cómo
pueden? Sería la pregunta que muchos chicos nacidos después de la segunda mitad
de los noventas se preguntarían. Sin embargo, los que somos más grandes y que
nos ha tocado conocer el mundo antes del boom de internet sabemos que hay
cosas, momentos y pensamientos que te pueden divertir, sin que medie un
dispositivo móvil, una conexión a internet o una tableta. Estoy seguro de que
cuando Daniel mencionó esta verdad al ver a Jackie, la gatita estaba jugando
con algo insignificante, y aún así parecía divertida. En esta vida, las cosas
más importantes y valiosas son las que no tienen precio. De igual manera las
cosas más divertidas son las más sencillas. Una situación espontánea con quien
amás, una broma en el trabajo, jugar con los hijos, bromear con tus padres, ver
en la comodidad de la habitación una película con tu pareja, leer un libro,
escuchar música, tirarte sobre una alfombra a descansar, escuchar un arroyo,
ver un paisaje… Hay tantas situaciones y cosas que pueden darte diversión sin
necesidad de hacer grandes gastos o de buscar cosas sofisticadas. La vida
es una sucesión de momentos, y en la
mayoría del tiempo pasan cotidianidades. Ahí podés encontrar motivos de
diversión. El secreto está en no perder tu capacidad de soprenderte, de reírte
de vos mismo. Ha habido ocasiones en las que estando solo me río de tonterías
que he hecho y eso es pasársela bien, sin necesidad de estar conectado por la
red. Resulta un poco extraño que utilice las redes para tratar este tema, pero
justamente porque la marea digital nos ha restado visibilidad es que te
recuerdo que uno de los secretos más importantes para una vida feliz está más
allá de tu conexión a internet. Está en vos, en tu tiempo, en la sencillez.
lunes, 9 de febrero de 2015
Día 8. Secreto Número 4: Intentar todas las veces que sea necesario...
El podcast
Luego de ver la película británica Pride me quedé pensando sobre los sueños que tenía cuando era un
veinteañero y cómo en esa época creía que con mis ganas y mis ideales podría
cambiar el mundo. Ahora que estoy a punto de cumplir 41, la perspectiva que tengo
de la vida no es igual. Y me vino a la mente lo importante que era para mí el
mantenerme firme a pesar de la adversidad. Desde la infancia mi madre y mi
abuelita se encargaron de enseñarme que las cosas no pasan cuando yo quiero
sino cuando es necesario. Y que si a la primera vez no se consigue algo, hay
que intentar cuantas veces haya qué hacerlo. No es lo que uno sabe sino la
persistencia lo que permite lograr aquello que anhelamos. Eso me sirvió mucho
en la vida. He tenido ocasiones en las que las cosas no salen como quiero. Y sucede
consistentemente. Pareciera que todo confluye para hacerme la vida de
cuadritos, y que no hay salida. De hecho, en lo laboral estoy en una etapa así
ahora mismo. Pero recuerdo que debo intentar cuantas veces sea necesario hasta
lograr lo que quiero. Y aquí estoy, esperando… y luchando. El cuarto secreto
para una vida plena nos enseña que aunque la meta sea pequeña o grande, lo que
importa es el empeño que le pongamos. Eso hará la diferencia. La razón por la
que mucha gente no cumple sus propósitos de año nuevo no es la falta de sueños,
o de buena fe. Sino la falta de disciplina y consistencia. Muchos negocios no
prosperan ni las vidas cambian para bien, no precisamente por la falta de
oportunidades, sino más bien por la falta de carácter para levantarnos cuando
nos caemos y creemos que las fuerzas se nos han acabado. Las vidas plenas
tienen un precio, y la diferencia entre una persona muy exitosa y yo es solo la
perseverancia. Debo tener fe, sí. Pero también debo actuar. Y cuando las cosas
parecen que no van por buen camino, detenerme. Reconsiderar. Estar dispuesto a
cambiar el rumbo si es necesario, pero nunca dejar de moverme. Nunca renunciar.
Intentar todas las veces que sea necesario, hasta conseguir lo que se quiere.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Día 7. Secreto Número 3: Tratar de estar alegre siempre (Segunda Parte)
Soy consciente de que la palabra “siempre” dentro del título
de esta entrada puede parecer muy complicada. Sobre todo porque en el diario
vivir existen mil y una razones para molestarse, sentirse herido u ofendido.
Desde el tráfico que causa cansancio, hasta los malos gestos de la pareja,
pasando por problemas de trabajo o estudios y el enfrentamiento con la
violencia generalizada en la ciudad de Guatemala. Sin embargo, es ahí donde
está exactamente la razón de ser de este secreto. Hay que tratar de buscar
motivos de alegría, aunque lo normal sea todo lo contrario. Eso requiere un
esfuerzo. Sí. Pero la energía que se usa para buscar buenos momentos
generalmente se multiplica como progresión geométrica. La última vez que
escribí hice un recuento de la manera en que las personas de mi generación
encontramos nimiedades que nos permitían ser felices. Incluso hace un par de
días, me acordé de algo que hacía cuando era niño y que para mí representaba un
placer: tirarme en el suelo o sobre la terraza y ver el cielo azul, hallarles
formas a las nubes y pensar que más allá había un universo enorme. Pasaba largo
tiempo en eso. La carencia de juguetes y la lectura que mi tía inculcó en mí, desarrollaron
mi imaginación. Al final de cuentas, la raíz de este secreto consiste en no
dejar morir la parte de niños que tenemos dentro y encontrar motivos sencillos para
sonreír. Tomarte un café como te gusta, oler una flor, sentir el rocío de la
mañana, escuchar la voz de tu pareja, ver caminar o hablar por primera vez a
tus hijos, tomarte una selfie, hablar con tus padres, leer, encontrar un lugar
para comer bien y barato, ver tu computador trabajar rápido, o cualquier otra
situación sencilla, cotidiana te permiten encontrar momentos para estar alegre.
Lo importante no es el entorno, sino tu perspectiva de la vida.
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