Emprendiendo

Law, People & Happiness

martes, 19 de mayo de 2015

Día 15: Momentos maravillosos (1)



La vida tiene sentido por los momentos que recordamos. A medida que vamos tomando conciencia de nuestra propia existencia, los humanos vamos acumulando en el cerebro un archivo inmenso de instantes. En este último tiempo me ha tocado vivir un proceso de ruptura sentimental. Y durante estos días he estado recordando aquellos minutos que le dieron certeza a mis jornadas. No puedo dejar de recordar aquel día cuando el dinero no me alcanzó y me sentía en un callejón sin salida, y me dijo que no me preocupara, que aunque fuera una venta de tortillas de harina haríamos para salir adelante. O la primera vez que tomó el timón de mi carro e iba con muchos nervios por temor a chocar. Y también aquella primera vez que vinimos al apartamento y vimos todo vacío y nos abrazamos debajo de la ventana de la que después se convirtió en nuestra habitación. En el momento que esas cosas sucedieron parecían tan cotidianas, pero ahora que nos hemos separado, tienen el valor inmenso de recordarme que sea como fuere, ese tiempo fue extraordinario. Si tuviera la posibilidad de volver el tiempo atrás (como el poema de Borges) y tuviera chance de comenzar de nuevo, sería más consciente de vivir intensamente esos instantes. De doblegar el orgullo y reconocer que nada vale tanto como esos segundos que te marcan la vida. Quizá sería más cariñoso y menos dramático. Lo cierto del caso, es que para quienes aún tienen la fortuna de tener una pareja con la cual comparten su existencia, deben saber que en este mundo donde las cosas fáciles están a la orden del día y donde las cosas superficiales te dejan vacío, el tener la capacidad de disfrutar esos instantes puede hacer que la vida sea un paraíso. 

miércoles, 13 de mayo de 2015

Día 14. Cerrar Círculos y Volver a Vivir (2)



Este es el primer día del resto de mi vida. Acabo de terminar una relación sentimental que creí sería hasta mi vejez. No fue así. Es evidente que ambos tuvimos responsabilidad en que las cosas se nos salieran de las manos y que llegáramos al punto de inflexión donde todo se desmoronó. He quedado muy herido. Sin embargo, hoy he estado recordando los buenos momentos que construimos juntos. No todo el tiempo fue malo, de hecho tuvimos tantas vivencias hermosas que pesan mucho más que lo sucedido en este último tiempo. No voy a negar que he derramado lágrimas al caer en la cuenta de que eso nunca se repetirá. Pero inmediatamente recapacito y me percato de que eso que vivimos juntos será un recuerdo entrañable para ambos. En las cosas más sencillas y cotidianas nos veremos. Por eso debemos aprender a vivir con el presente. Debo confesar que fui muy frío y hasta arrogante en varios momentos, y ciertamente muy tarde lo veo. Reconozco mi parte de culpa. Ya no veré su reacción cuando comprábamos queso para prepararlo derretido ni cuando extendía mis dedos torcidos. Pero recordaré su voz grave. Siempre tan cariñosa. Cuando termina una relación, ni el rencor ni el odio son una opción, aunque uno se sienta golpeado o aunque lo postrero no haya sido como el resto. La paz se encuentra solo perdonándose a sí mismo y perdonando la contraparte. La mejor forma de cerrar un círculo es vivir el duelo, llorar, y desear lo mejor a la persona que amaste. Terminar peleando no debe ser la página final del libro, no cabe en mi cabeza que quienes se amaron tengan un corolario malo. Alguien me dijo que eso era una estupidez. Respeto su punto, pero sigo creyendo que no es la manera de concluir una hermosa historia. Sigo con la mirada en el futuro. Comienzo a perdonarme. Perdono… No sé cuánto tiempo durará este proceso…Lo cierto es que bendigo a quien me regaló dos años increíbles y espero que todo lo bueno que me dio, le sea multiplicado por cien. Merece ser feliz, porque en su momento me regaló una esperanza.